viernes, 12 de septiembre de 2014

Vigilia 11 de Septiembre.

En estas cuatro espadas de Chile, que encabezaron la liberación del yugo que pretendió instalar en nuestra Patria el marxismo, queremos saludar a todos los Uniformados de la Fuerzas Armadas y de orden que se la jugaron por preservar nuestras libertades y reconstruir el país.      




Vigilia 11 de Septiembre.




Estimados compatriotas y amigos:



La vida de las personas sufre altos y bajos en su camino, el que no siempre es regular sino con momentos de quietud y de zozobra. Los países no son diferentes y si bien su vida se prolonga por siglos, su camino también es oscilante, con momentos de holgura y quietud y momentos de tensión e incluso crisis.


Hoy estamos prontos a conmemorar 41 años desde que Chile vivió difíciles días, que lo mantuvieron con grandes zozobras, desencadenando una crisis cuya profundidad nos llevaba a sacrificar nuestra libertad, nuestra identidad y nuestros valores permanentes. Salvándonos de ello el haber tenido compatriotas con coraje, aplomo y decisión ante esos tempestuosos momentos.


Chile desde fines de la década del 60 era un descarnado escenario en que se reflejaban las tensiones bipolares globales, de la lucha que se vivía entre socialismos reales y democracias representativas. Lamentablemente caímos sin mayor crítica, sin mayor análisis, sin mayor cordura, en el juego de la polarización, en el juego montado por sectores políticos extremistas y anti-sistema con muy mezquinos intereses, llevando con ellos a hombres y mujeres, estudiantes y jóvenes que siguieron los cantos de sirena, gente que efectivamente creyó que esa mentada revolución era liberadora y permitiría superar el subdesarrollo y la pobreza. Craso error, era altamente probable que la gran mayoría de esa gente ignoraba cuán libres y cuan desarrollados vivían en Cuba, Polonia, Hungría, la Unión Soviética,  por nombrar algunos ejemplos.


En Chile, claramente la clase política no estuvo a la altura, los sectores ultras crecieron y gozaron de total reconocimiento, se hizo común ver civiles armados, GAPs,  instructores cubanos, paramilitares, grupos organizando defensas sectoriales, cordones industriales, etc.


El lenguaje también fue subiendo de intensidad siendo común hablar de revolución, vía armada, ni un paso atrás, “avanzar sin transar”, etc. La propia prensa hizo eco de este afiebramiento social, instigado y potenciado por el propio Salvador Allende y sus ministros, quienes resultaban tener un nivel de sobre-ideologización y activismo que hacía impensable un buen gobernar.


La crisis no tardó en llegar, como todo gobierno socialista que se preciara de tal, el apriete vino hacia el propio pueblo; las JAP, las tarjetas de racionamiento, la escasez, el mercado negro gatillado por ellos mismos, (quedaba harina para 3 días)… era el sometimiento por el hambre.


Los trabajadores no trabajan, estaban en asambleas; los estudiantes no estudiaban, estaban en marchas; los campesinos no sembraban, el fundo estaba tomado; las micros no circulaban,tampoco lo camiones: estaban en paro; el presidente no gobernaba, solo alardeaba.


En medio de esta crisis los militares eran el último bastión republicano y por ello eran observados de cerca. Debido a esto y en un acto de dudosa legalidad, el propio Allende convoca a los Comandantes en jefe de las FF.AA. a integrarse al gobierno; no todos lo hacen, pero este gesto que podría haber sido visto como patriótico, no era otra cosa que una maniobra política más ante el objetivo final: el poder total, absoluto y sin contrapesos.


Mientras en las calles las mujeres hacían sonar sus cacerolas vacías y otros les tiraban maíz a los soldados, se pronunciaba la Contraloría rechazando reformas constitucionales; el Presidente de la Corte Suprema señalaba públicamente que el gobierno lindaba en la ilegalidad. Fue el 22 de agosto de 1973 que la propia Cámara de Diputados emite en 15 considerandos el acuerdo que declara la ilegitimidad del gobierno de Allende.


Esas señales, ese ambiente, ese contexto, esas acciones más el pronunciamiento de los dos poderes del Estado, fueron el marco de legitimidad que hicieron posible que nuestras FF.AA. y Carabineros de Chile hicieran eco de su función integradora y cohesionadora de la integridad Patria, asumiendo un rol para lo cual no fueron concebidas, para lo cual no fueron formadas y el que no buscaron, que es gobernar; pero que ante el descrito escenario, no podían permanecer inertes al ver cómo se desmembraba nuestra democracia y con ella nuestro sentido de país.


El día 11 de septiembre de 1973, la historia convocaba nuevamente a nuestras FF.AA., ese día nuevamente el juramento ante la bandera cobraba valor en cada uno de nuestros soldados, marinos, aviadores y carabineros. El día 11 de septiembre de 1973, se produjo el definitivo quiebre entre aquella interpretación ideológica violenta y antojadiza, lejana a nuestra realidad republicana, a la que forzosamente se nos hacía caminar.


A partir de ese día, volvía a brillar lentamente el sol en Chile. No se iniciaba un nuevo gobierno, no era un recambio de autoridades, ni un mero cambio en la administración.


Chile en el estado en que se encontraba, requería de un proceso profundo que rediseñara su institucionalidad, que mirara al futuro al fin de forma cohesionada. Y así cada soldado, cada oficial y cada autoridad –entre las cuales estaban varios de ustedes- trabajó en hacer cambiar a Chile: se estudió, preparó y promulgó una nueva constitución, se cambió toda la institucionalidad bajo principios de libertad y soberanía y autodeterminación, teniendo a la democracia como un fin, se rediseño el sistema electoral, educacional, de salud, tributario, laboral, etc.


Se adoptó el modelo de una economía abierta al mercado siendo pioneros en un desarrollo que a muchos países les ha tomado décadas, se modernizó todo el aparato estatal, la función pública y la función política, con miras a hacer de Chile un país desarrollado…¡esa sí fue una verdadera revolución!


Se iniciaba un proceso, cuyas etapas fueron muy bien delineadas y ejecutadas conforme a objetivos que fueron todos ellos cumplidos, entregando el gobierno a la civilidad democrática y aislando a los sectores de extrema izquierda y ultras que tanto daño causaron.


Muchos de nosotros siendo niños, fuimos testigos de un trabajo incansable de muchos de ustedes, cumpliendo variados roles y funciones, de gobierno e incluso políticas, percibiendo por ello el austero ingreso de un militar, pero el alto orgullo de trabajar por la Patria.


Hoy lamentablemente las cosas han ido cambiando, la percepción de las nuevas generaciones nuevamente proviene de versiones tergiversadas e interesadas de los sectores de izquierda que no perdonan que su mentado proceso revolucionario no fue más que el fracaso que dejó a Chile más pobre y a los pobres más oprimidos en su ya difícil condición social.


La izquierda no perdona ni va a perdonar, que el proceso de transformación de Chile fue llevado en orden, trabajo y austeridad, inicialmente por militares y posteriormente seguido por hombres y mujeres de trabajo y esfuerzo, reencontrando estos el sentido de nuestra Nación y la verdadera ruta de una Patria soberana.


Sin duda el camino no fue fácil y tampoco estuvo exento de errores; hubimos de lamentar violencia y muertes en ambos bandos, en un conflicto que si bien no fue contra otro país o fuerza externa, fue un conflicto asimétrico en un escenario no convencional, contemplando incluso guerrilla y armas extranjeras, infiltrados de los países socialistas de tiempos de la guerra fría y compatriotas nuestros retornados a Chile previo entrenamiento en guerrilla y combate urbanos.


Hoy, cuando está ya lejano el eco de aquellas aguerridas voces de mando, de aquellos momentos de hidalguía y coraje, que fueron aquellos que les guiaron para construir el Chile que muchos hemos disfrutado, incluyendo aquellos mismos políticos oportunistas que han profitando solapadamente y por más de 20 años, mientras vociferan acerca del modelo hecho en dictadura!


Hoy es fácil decir qué se debió haber hecho, que no se debió y cómo se debió haber hecho. Resulta fácil hablar de lecciones aprendidas después de 41 años tomándose un café, con tanta historia reciente y tanto que se he escrito y oído; pero eso no merece homenaje alguno. Quienes lideraron, soñaron y construyeron el nuevo Chile, merecen nuestro homenaje, y aún cuando para muchos no es oportuno ni “políticamente correcto” hacerlo, lo hacemos nosotros: la Mesa 11 de Septiembre, agradece a sus FF.AA. y Carabineros, por haber construido el Chile que hoy gozamos; muchos de ellos reciben hoy el pago de Chile en sus cuarteles de Punta Peuco, cuando no están desfilando en Tribunales. Para ellos, un “MUCHAS GRACIAS”.


Nuestro Escudo Nacional reza: “Por la razón o la fuerza” y ello apela a nuestra declaración de Independencia, en que se decía queChile se independizó porque le asistió la razón y tuvo la fuerza para lograrlo. Este concepto es totalmente aplicable a las FF.AA. y Carabineros de aquella época: les asistió la razón y tuvieron la fuerza para lograrlo, demostrando una vez más que la historia no se equivoca, y de tanto en tanto convoca a nuestros soldados quienes sin pensar en sí mismos toman la bandera en un  brazo y la espada en el otro para defender y proteger a nuestra querida Patria.


Alineados tras nuestra identidad y valores patrios, aquellos que jamás perecen, proferimos con orgullo:


Viva Chile, Viva Chile y Viva Chile.


Muchas gracias.

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