jueves, 23 de enero de 2014

TRADUCIENDO A EYZAGUIRRE, por Hermógenes Pérez de Arce.

 
Nicolás Eyzaguirre, el supuesto liberal del PPD y de la nueva mayoría se saca la careta 
y muestra las uñas de una coalición con mentalidad totalitaria.




TRADUCIENDO A EYZAGUIRRE,
por Hermógenes Pérez de Arce.


                Fue un golpe maestro de “El Mercurio” publicar los párrafos principales de la exposición de Nicolás Eyzaguirre ante militantes del PPD, el miércoles 15. Es que resulta muy difícil sorprender a los revolucionarios de izquierda, en particular a los de la “Izquierda Boutique”, diciendo la verdad. Y éste fue sorprendido en eso.


                Yo he sostenido desde hace largo tiempo que en Chile está en curso una revolución socialista. Lo dije desde que el populacho estudiantil de extrema izquierda se tomó las calles en 2011 y Sebastián Piñera, en lugar de restablecer la Ley y el orden, describió al movimiento como “noble, grande, hermoso”, revelando así no entender nada, porque ese sublime movimiento lo que pretendía era derrocarlo a él.


                ¿Qué busca la revolución de izquierda, cuyo primer paso fue ése? Lo que siempre ha buscado, desde Lenin hasta Eyzaguirre: quedarse con todo. El poder y el dinero. ¿Cómo? Este último lo declara francamente: “Es una revolución  política, donde tenemos que torcerle nuevamente la nariz a las organizaciones autoritarias y volver a tener una democracia profunda en que las mayorías determinen su destino”.


¿Por qué habla de “torcerle la nariz a las organizaciones”? ¿Por qué dice “nuevamente”? Porque ya lo hicieron antes, durante la UP, a través de los “resquicios legales”. Mediante ellos, “torciéndoles la nariz” a las Leyes, se iban quedando con todo: fundos, fábricas, bancos.  Según explicaba el jurista del régimen Eduardo Novoa Monreal, eran “resquicios legales”. Eyzaguirre dice que estarán de vuelta.


                “Hay que cambiar mucho, por no decir todo”, confesó abiertamente.  Ése es el propósito de la Nueva Mayoría, pero sus representantes oficiales no lo dicen, porque necesitan que los empresarios sigan produciendo como si tal cosa, hasta el mismo momento en que les “vendan a los revolucionarios la soga con que los van a ahorcar” (Lenin). Eyzaguirre conoce a los empresarios, y sabe que usted puede confiar en que van a producir cosas como nadie, y eso se necesita que hagan hasta el mismo momento en que les quiten todo. Y lo harán, porque debemos tener conciencia de que los empresarios son políticamente nulos. Completamente ciegos e inestables. Eyzaguirre no puede haber olvidado cuando él, siendo Ministro de Hacienda, y hablándoles en uno de esos desayunos apetitosos que dan en Casapiedra, con sándwiches de jamón con huevos revueltos que a uno lo dejan sin ganas de almorzar, les reveló que él había sido parte de la Juventudes Comunistas y, con lágrimas en los ojos, les confidenció que perfectamente él podría haber sido uno de los caídos de esa militancia bajo “la dictadura”. Esos caídos habían sido entrenados en Cuba para matar a civiles y uniformados chilenos bajo la dirección del “encargado militar” “Sebastián Larraín” (Guillermo Teillier, que no estaba dispuesto a elegir un alias de clase media), y efectivamente mataban, incendiaban y ponían bombas o, peor, autos-bombas, como el que fue colocado en el estacionamiento del Festival de Viña, con una potencialidad de haber muerto a decenas o centenares de personas, pero que afortunadamente fue desactivado por la CNI.


¿Y saben ustedes lo que hicieron los centenares de empresarios en Casapiedra cuando Eyzaguirre les dijo eso? ¡Se pusieron de pie y lo aplaudieron largamente, también ellos con lágrimas en los ojos! Fue entonces que escribí una columna titulada “Tú También, Bruto”.


                Añade Eyzaguirre, que en ese tiempo fue respetuoso de la legalidad y la libre empresa, pero ahora regresa “empoderado”, 2.0: “No podemos por ningún motivo abandonar a los movimientos sociales”.  He oído a algunos ingenuos decir: “¡Pobre Michelle, qué va a hacer cuando vuelvan a salir los revolucionarios a las calles!”. Yo les voy a decir lo que va a hacer: ponerse a la cabeza de ellos. No en vano ella fue ayudista del MIR y convivía con el vocero del FPMR cuando éste ultimaba más uniformados. Ahora ha vuelto esa Michelle, la verdadera, la 2.0. Y remacha Eyzaguirre, para confirmarlo: “Tenemos que juntar dos pies en el Gobierno, dos pies en la calle”, pues “sin la presión de la gente, los gallos pasan colados”. Ése es el Eyzaguirre de hoy.


El de ayer, en efecto, era otra cosa. Él mismo lo confesó el miércoles 15: “Pero creo que nos dimos cuenta, porque es cierto que nos pudimos haber achanchado un poco en los últimos 20 años”.  Por supuesto. Ahora, es verdad que ha perdido un poco de la memoria, pues le dijo a su auditorio, hablando del royalty, creado bajo su Ministerio y aumentado alegremente por Sebastián Piñera un quinquenio después: “Yo perdí, se me cayeron las lágrimas de impotencia, de ira. Yo decía, ¿cómo hubiese sido esta votación con las redes sociales, con el pueblo afuera movilizado gritando?”


                Este gallo cree que todos somos como los empresarios, que no nos damos cuenta de nada y ninguno tiene memoria. El royalty, un impuesto extra que siempre he considerado un disparate, porque sin él habría habido mucho más inversión minera todavía y se habría recaudado más impuestos finales que con él, fue una idea de Jorge Lavandero, el Senador DC, que la sostuvo porfiadamente y la cual le valió ser precandidato Presidencial del Partido Comunista. El Ministro de Hacienda de la época, Sebastián Eyzaguirre, se oponía al royalty, pero fue precisamente “la presión de la calle” (las encuestas decían que la mayoría estaba muy a favor), la que determinó su aprobación. Si hubo entonces lágrimas en sus ojos fue porque hubo royalty, no porque no hubiera sido más alto.


                Eyzaguirre ha dicho, en fin, obviamente sin desear que trascendiera, la verdad de lo que viene, que es una revolución socialista, “con los dos pies en la calle y los dos pies en el Gobierno”. Eso es lo que viene. Y el socialismo es, según un personaje que sabía mucho más que Eyzaguirre, de nombre Winston Churchill, “la filosofía del fracaso, la prédica de la envidia y el credo de la ignorancia. Su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”. Grabémoslo bien en nuestras mentes y preparémonos para afrontarlo bajo el Gobierno de Michelle 2.0. Y no digamos después que Eyzaguirre 2.0 no nos avisó.

 


jueves, 16 de enero de 2014

La Mayor Inmoralidad de Nuestros Días, por Hermógenes Pérez de Arce.






La Mayor Inmoralidad de Nuestros Días,
por Hermógenes Pérez de Arce.


                Esta mañana (ayer) fue públicamente confesada, por uno de sus autores subalternos, la mayor traición política de nuestro tiempo, que viene a coronar el que es, a su turno, el mayor escándalo moral y judicial contemporáneo en Chile: el Subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, en ceremonia pública a la cual concurrieron el Ministro del Interior y los otros dos Subsecretarios de la misma cartera, con el Presidente de la República ubicado en el lugar en que mejor se siente, es decir, el centro de la escena ante los focos y las cámaras, confesó que bajo su gestión, a los 246 casos judiciales por querellas de derechos humanos en que se había hecho parte esa cartera hasta el Gobierno anterior, él había añadido otras 912 querellas bajo el actual, es decir “un 270%  más”, como declaró orgulloso, de persecuciones inconstitucionales, ilegales y arbitrarias (tres sinónimos, según la “norma Piñera”). Todo de acuerdo a lo que informa “La Segunda” de hoy.


                El desdoroso anuncio se ha hecho con total cinismo, pues ha tenido lugar con la prensa convocada a Palacio para alcanzar la mayor difusión. En efecto, todo esto es históricamente vergonzoso, en razón de que el otrora candidato Sebastián Piñera, con el fin de conseguir los votos de los uniformados y de la familia militar, en la sede de los oficiales en retiro, en 2009, se comprometió a hacer valer el debido proceso en los juicios contra el personal en retiro que, siendo militares activos y llamados sus altos mandos por la mayoría democrática civil a través de la Cámara de Diputados, acudió a combatir con sus armas (“esto se arregla sólo con fusiles”, E. Frei) al ejército extremista clandestino forjado por comunistas, miristas, socialistas, mapucistas e izquierdistas cristianos en número de diez mil efectivos locales (C. Altamirano), además de doce a quince mil foráneos (OEA) que se preparaban para el asalto al poder total en 1973.


                El Piñera candidato fue particularmente enfático para prometer que defendería la aplicación de la prescripción en los “indebidos procesos”, pero, ya conseguidos los votos que le interesaban, “hecha la pasada” y obtenida la ganancia, según su hábito de toda una vida, no sólo olvidó su promesa electoral, sino que activó en la forma descrita hoy por su Subsecretario Ubilla y sumó, a las 246 querellas por hechos prescritos, amnistiados y frecuentemente falsos que Interior había iniciado bajo Bachelet, otras 912 propias. Es decir, no sólo incumplió en hacer respetar la prescripción, sino que ha sido activo para contravenirla ilegalmente.


                Próximamente se presentará la segunda edición de un libro históricamente importante, que el “establishment” chileno ha ninguneado de una manera que hace desmerecer a nuestra sociedad. Es el extenso estudio jurídico que describe las “inconstitucionalidades, ilegalidades y arbitrariedades” de los “Procesos Sobre Violaciones a los Derechos Humanos”, obra del jurista Adolfo Paul Latorre. Tras la recuperación moral que algún día (que hoy se ve muy lejano) deberá sobrevenir en el país, ése va a ser un texto de estudio en la universidades e institutos de investigación interesados en saber por qué el Poder Judicial en particular y la sociedad chilena en general pudieron caer a tan bajos niveles de solvencia moral.


                Testimoniando la profundidad de esa crisis ética, un reciente fallo Judicial ha aplicado precisamente, y con llamativo cinismo, la eximente de la prescripción a los asesinatos múltiples, premeditados, a traición y con alevosía de cinco uniformados en 1986, cuya autoría intelectual reinvindicara no hace mucho el Diputado comunista y “encargado militar” del partido, Guillermo Teillier, en forma pública y con notable desplante. El abogado y ex militante de la UDI, Raúl Meza, tuvo el coraje de presentar una querella por el quíntuple crimen, hasta hoy impune, tomando pie de que precisamente la jurisprudencia actual de los Tribunales sostiene que la prescripción no ampara homicidios. Pero como nuestros Tribunales son tales, pero no de Justicia, desecharon la querella contra Teillier aplicando, en su caso, la prescripción, no obstante lo cual ayer mismo el diario digital “Chile Informa” da a conocer que la Sala Penal de Izquierda de la Corte Suprema ha condenado a cinco años de presidio efectivo al General (r) de Carabineros, Patricio Jeldres, por la muerte, en octubre de 1973, de dos dirigentes socialistas.


                ¿Por qué el responsable de un quíntuple asesinato a sangre fría ocurrido hace 26 años, públicamente confeso de su autoría, es eximido de responsabilidad por prescripción, y el supuesto autor de dos muertes hace 40 años, que niega su participación, no es amparado por esa eximente? La respuesta correcta es que sólo porque nuestros Tribunales están integrados por Jueces de izquierda, que condonan los crímenes de izquierda de hace 26 años y castigan ilegalmente a los acusados de la muerte de izquierdistas hace 40 años. Es simplemente un tema de pertenencia política. ¿Estado de Derecho? Eso no existe en Chile.


                El caso del General Jeldres es particularmente revelador del odio político que prevalece tanto en el Ministerio del Interior de Piñera como en la Sala Penal de la Corte Suprema. Pues dicho General (r), fue absuelto por el Juez de Primera Instancia de Chillán. Luego la Corte de Apelaciones de Izquierda correspondiente lo condenó, pero como su nivel de odio político no alcanza al del Ministerio del Interior de Piñera  ni al de la Sala Penal de la Suprema, le impuso cinco años y un día de libertad vigilada.


Entonces la abogada del Ministerio del Interior de Piñera y subordinada de Ubilla, Patricia Parra, recurrió de casación ante la Corte Suprema, confiada en que el odio finalmente se impondría, y así consiguió que los Ministros Juica, Künsemüller, Brito y Blanco, transformaran los cinco años y un día de libertad vigilada en igual tiempo de presidio efectivo. El Ministro Dolmetsch, en cambio, probó que su nivel de odiosidad es menor y votó por mantener los cinco años y un día de libertad vigilada. Naturalmente, Moya pagará quinientos millones de pesos a los parientes de los dos dirigentes socialistas (¿cuánto de eso irá a parar a las manos de los “abnegados abogados de derechos humanos”? Mi pálpito: 60%.) El General (r) Jeldres ingresará a Punta Peuco.


Pero la Corte Suprema prevaricó de manera diferente a la de Apelaciones, según la cual los dos dirigentes permanecían secuestrados en manos del  General Jeldres (una mentira tan flagrante como frecuente). Pues sostuvo una ilegalidad distinta: que la razón para que no se aplicaran la prescripción ni otras eximentes es que se trató de “delitos de lesa humanidad”. Pero éstos no existían en la Legislación en 1973 (“no hay crimen sin una Ley previa”), sino que fueron establecidos por la ley 20.352 de 26 de mayo de 2009, la cual, además, expresamente declara que no regirá para hechos anteriores a su vigencia. Ilegalidad sobre ilegalidad. Además, la muerte de los dos dirigentes socialistas no se encuadra en la tipificación que hace esa Ley de los delitos de lesa humanidad. Ilegalidad sobre ilegalidad sobre ilegalidad. En cambio, el quíntuple asesinato de uniformados que la “Justicia” declaró prescrito sí se encuadra mucho mejor en el referido tipo penal.


Pero, naturalmente, todas estas divagaciones tendrían sentido bajo un Estado de Derecho,  que sabidamente no impera en Chile.

¿No le suscitan estas situaciones de la realidad actual vergüenza de ser chileno y, en su caso, de haber votado alguna vez por Sebastián Piñera? Si su respuesta es “no”, quiere decir que es tiempo de que recurra a alguna instancia de dirección espiritual. Y si no lo hace, al menos debería sentir vergüenza de mirarse al espejo cada mañana.         

martes, 14 de enero de 2014

Chile merece algo mejor.



Piñera durante una visita el Museo de la Memoria, donde habló de la importancia 
de "recordar", en lo que coincidimos, pero, sostenemos que recordar con engaño es
 una estafa inaceptable, lo que sustenta la necesidad de crear un Museo de la Verdad.






Chile merece algo mejor.
 




El académico Víctor Farías, un intelectual de izquierda - o de regreso ya de ella -, critica al Museo de la Memoria señalando que éste, en realidad constituye "un Mausoleo Propagandístico".


En carta publicada por el diario El Mercurio (cuerpo A, página 2 del domingo 12 de enero de 2014), destaca que "pese al intenso y sólido debate publicado hace un año sobre el carácter sesgado del Museo de la Memoria, en el que intervinieron personalidades como los profesores Krebs y Villalobos, el Director de la Institución, de modo provocativo y sin entender razones, celebra otro aniversario"


"Evidentemente Chile del siglo 20 merece un estudio documentado de una época tan decisiva, y no un mausoleo propagandístico. No puede ser que cuando un interesado lo visita y mientras se toma un refresco, tenga que escuchar por los parlantes el último discurso de Allende"


"Las clases dominantes fueron incapaces, hasta 1973, de consolidar un sistema capaz de crear riqueza y paulatina igualdad. Por ello las clases trabajadoras cayeron en la terrible tentación de extremar las cosas. Y sus dirigentes irresponsables expusieron a los trabajadores sin defensa, mientras ellos poblaban los barrios elegantes de Europa"


"Chile merece algo mucho mejor que un dilema sin salida y que las víctimas sean transformadas en útiles para mantener vivo el odio. Precisamente en un tiempo en que ni la izquierda ni la derecha están a la altura del país que trabajadores y empresarios han puesto en la vanguardia del continente".  Hasta aquí la carta.


El académico Víctor Farías, es un intelectual de izquierda. O más bien, está de regreso. El es graduado de Filosofía por la Universidad Católica y luego se doctoró en Friburgo, Alemania, país donde conoció a Martín Heidegger, entre otros pensadores germanos. Regresó a Chile en 1971 y se exilió después de 1973.


Entre sus publicaciones figura "Heidegger y el nazismo"; "Salvador Allende: Antisemitísmo y eutanasia"; "Salvador Allende: El fin del mito" y su libro "Los documentos secretos de Salvador Allende". Cada una de sus obras remeció a la izquierda por la profundidad de su análisis y la honesta exposición de los hechos y circunstancias de quien encabezara la experiencia de la UP.


Quizá en ese concepto - de honestidad - yace la fuerza de su planteamiento, de su visión y de su interpretación de la realidad chilena. Un elemento éste, el de la honestidad, tan infrecuente en los investigadores nacionales. Prontos, como sostiene un cronista de  la plaza, a colgarse del primer Transantiago que les lleve a destino.


Honestidad. Un atributo escaso en nuestro gobernantes.  Sebastián Piñera, al visitar este Mausoleo Propagandístico, se mostró "muy emocionado" por esta visión sesgada, patrimonio de un sector político, el más extremo del país.


El viernes 20 de abril de 2012, al recorrer sus instalaciones, habló de "una obra notable" pidiendo unidad, respeto y tolerancia. Habló de cinco pilares en materia de derechos humanos "para cerrar las heridas": Recordar; verdad, justicia, reparación en la medida de lo posible (eso parece  que lo dijo Aylwin) y,  mirar hacia adelante.


Probablemente por eso, durante esta administración, los militares en retiro vieron multiplicadas la persecución y condenas sobre ellos, con un aumento exponencial de juicios por hechos prescritos y ya juzgados. Todo esto mientras escuchamos de fondo el último discurso de Allende. Evidentemente, Chile merece algo mejor porque como expresa el profesor Farías, ni izquierdas ni derechas están a la altura. Y eso es trágico, en particular para los presos políticos militares encarcelados, muchos a perpetuidad, mientras los terroristas salieron libres hace mucho tiempo y gozan de pensiones, prebendas y del constante tributo de un sector del país que maneja este Museo de la Media Memoria o Mausoleo Propagandístico.