viernes, 24 de julio de 2015

¿Podrá el Odio Salvar a Michelle Bachelet?, por Hermógenes Pérez de Arce.




¿Podrá el Odio Salvar a Michelle Bachelet?,
por Hermógenes Pérez de Arce.




Chile es parecido al país de “1984” de Orwell. Cuando en aquél el gobernante totalitario (léase “marxista” en el caso de Chile), se veía en algún apuro de imagen, concitaba a la ciudadanía a “un minuto de odio” contra el oficialmente declarado enemigo público número uno del régimen, que se llamaba Emmanuel Goldstein y, para efectos locales, Augusto Pinochet.


Acá la gobernanta marxista actual, afectada como nunca en su popularidad por las razones de todos conocidas, en este minuto está logrando convocar y distraer a la ciudadanía con su “minuto del odio”, resucitando un episodio ya aclarado, juzgado y terminado, el “caso Quemados”. Sus agentes lo han hecho con tal habilidad publicitaria que hasta han puesto a un imberbe y desinformado dirigente UDI, llamado Guillermo Ramírez, a aportar sus esfuerzos a la maniobra y “horrorizarse” públicamente por el caso, cayendo de lleno en la trampa publicitaria.


Y Carmen Gloria Quintana reapareció inmediatamente, por supuesto, ante los focos de la TV y se puso desde la partida al rescate de Michelle Bachelet (que es de lo que se trata todo esto), refiriendo que cuando ella estaba, quemada por su propio líquido explosivo, en la Posta Central, la “doctora” (lo pondré entre comillas mientras nadie, comenzando por ella misma, aclare la fundada denuncia del ingeniero Novakovic en el sentido de que su título de médica es falso, denuncia de la cual forma parte un requerimiento extenso y fundado presentado por el ingeniero a la propia Presidenta, de acuerdo a la Ley de Transparencia, que ella no ha respondido y NADIE, pero absolutamente NADIE en el país, salvo el periódico digital “Chile Informa”, ha dado a conocer), la referida “doctora”, digo, habría impedido que los “quemados” fueran enviados a sus casas. Es decir, el aporte de Carmen Gloria Quintana a la maniobra, tras haberse conseguido que un militar traicionara a sus camaradas de armas (¡qué difícil es conseguir esto hoy en Chile!) ha consistido en  presentar a Michelle Bachelet como “salvadora de los Quemados”. Esto no lo había dicho nunca nadie antes ni era sabido. Bueno, ahora, “oportunamente”, nos es revelado.


Lo irónico es que el 99,9% de los chilenos ya estaba convencido por la propaganda marxista de la mentira de que los militares habían quemado a Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana, pese a que la justicia (antes de ser copada por los marxistas) había establecido lo contrario como “verdad judicial”. Ahora esta maniobra publicitaria, obtenida a partir de un ex militar que, con 29 años de atraso, ha experimentado una repentina epifanía o ha sido suficientemente motivado como para “darse vuelta la chaqueta”, o ambas cosas, lo ha venido a confirmar. El 99,9% de los chilenos, que de acuerdo a las normas del derecho y la razón, como normalmente sucede, estaban equivocados, ahora resulta que ¡estaban en lo cierto! “Tontilandia es así”, diría Jenaro Prieto.


Pero la opinión pública se maneja y es llevada de aquí para allá y de allá para acá a través de los medios. Y entonces ahora se ha logrado sin mayor esfuerzo que los medios se concentren en “los Quemados”, expresen todo su odio a Pinochet, como periódicamente se consigue hacerlo, al igual que en “1984”, y entonces convenientemente reaparezca Michelle Bachelet como “doctora” de delantal blanco, salvando a los perseguidos y remontando en las encuestas.


Por supuesto, como también siempre sucede, lo que crea, deje de creer o vuelva a creer este 99,9% de los chilenos tampoco ahora tiene pies ni cabeza.


De partida, todas las ultrapublicitadas acciones judiciales que el ministro Carroza ha reabierto no podrían jurídicamente reabrirse, pues están prescritas y clausuradas en virtud de sentencia firme dictada hace casi tres décadas y que tiene la fuerza de la “cosa juzgada”. Pero eso valdría para un país civilizado en que imperara la “rule of law” o “estado de derecho” y no para el país de “1984” o su símil, hoy conocido como “Chile”.


Más fantástico que eso es que los jueces marxistas dicen que lo obrado por Carroza (que apropiadamente marcha a la cabeza de este enésimo funeral del estado de derecho en Chile) ¡está bien!, porque se trata de “delitos de lesa humanidad”, que son “imprescriptibles”. Y digo que esto es fantástico porque los que estaban cometiendo delitos de lesa humanidad en 1986 eran Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana, que se preparaban para lanzar envases con contenido altamente combustible y explosivo a los buses de la locomoción colectiva, perpetrando así un “ataque generalizado a la población civil”, que es el rasgo definitorio de los delitos de lesa humanidad y que los tipifica, de acuerdo al Tratado de Roma que los estableció. Es decir, los militares que sorprendieron a la pareja incendiaria lo que hicieron fue IMPEDIR LA COMISIÓN DE UN DELITO DE LESA HUMANIDAD, pero en la inefable justicia marxista chilena actual están siendo juzgados por cometerlo.


Por supuesto, acrecienta el absurdo de la situación el hecho de que los delitos de lesa humanidad fueran establecidos en el referido Tratado de Roma, que rige en Chile sólo desde 2009, cuando fueron incorporados a la legislación nacional en virtud de una ley. Y una norma ancestral y básica del derecho penal universal es que no se puede culpar a nadie de un delito si éste no ha sido PREVIAMENTE descrito como tal en la ley.


Pero aquí de lo que se trata no es de salvar la puridad del derecho ni de la razón, sino de salvar de la debacle a Michelle Bachelet.


Y entonces esta maniobra ha permitido que la mayor fuerza interna de la idiosincrasia chilena, el ODIO, se manifieste en toda su magnitud, como lo pudo sufrir en carne propia, en el aeródromo de Punta Arenas, el coronel (r) Jaime Castañer, citado a declarar por el ministro Carroza, ante quien deberá presentarse lleno de hematomas.


La maniobra político-propagandística es burda, ridícula, agujereada por múltiples contradicciones internas que no resisten ni siquiera el menor análisis lógico ni jurídico. Pero cuenta con la complicidad de los medios, los aportes de los “cerebros lavados”, el pánico de los “imberbes útiles” de la derecha y el empuje irresistible del mayor y más poderoso ejército que siempre ha militado en la sociedad chilena, el de la ESTUPIDEZ GENERAL.


martes, 14 de julio de 2015

Los Mentirosos Están Nerviosos, por Hermógenes Pérez de Arce.




Los Mentirosos Están Nerviosos,
por Hermógenes Pérez de Arce.




          Un notable reportaje de “La Tercera” de hoy, titulado “1973: La herida que no cicatriza” se admira de que el tema del “11” y el Gobierno Militar no cese de ser la trama de numerosas obras nuevas de teatro, cine y televisión de izquierda.


Pero eso es perfectamente natural, porque la “Historia Oficial” en Chile, desde 1990, falsificada por la Concertación y la izquierda y con la “complicidad pasiva” de la Alianza, es una sarta de mentiras, y una ley básica de la mentirología dice ellas deben ser repetidas constantemente hasta que sus propios autores lleguen a créeselas. “Una mentira mil veces repetida llega a ser verdad” (Goebbels). El problema de la DC y la izquierda no es que la derecha no las crea, porque ésta “se las ha comprado todas”. Su problema es que ellos mismos se saben mintiendo, se ponen nerviosos y necesitan reasegurarse.


La Tercera” hace un recuento de los nuevos montajes teatrales que, por enésimo año consecutivo, repiten los mismos temas. Por ejemplo, anuncia que “el autor y dramaturgo Pierre Sauré… estrenará en septiembre ‘Selva’, en el GAM, sobre el Caso Quemados de 1986, que significó la muerte del fotógrafo Rodrigo Rojas de Negri y dejó con graves secuelas a Carmen Gloria Quintana”.


          Ese es un caso paradigmático de falsificación histórica, pues la única versión divulgada entre los chilenos y creída por éstos (y que sirvió a los denostadores del Gobierno Militar, como el entonces Presidente Sebastián Piñera y los columnistas Jorge Correa Sutil (DC) y Ricardo Solari (PS ), para enlodar a aquel gobierno cuando se cumplieron 40 años del “11”. En esa fecha se desató una campaña sin precedentes de destrucción de imagen. Y, naturalmente, una vez más, la versión del “caso quemados” fue la de que una patrulla militar prendió fuego a los dos activistas de extrema izquierda antes nombrados.


          Pero la verdad fue muy distinta y la comprobó un ministro de Corte designado para investigar el caso, don Alberto Echavarría Lorca, unánimemente respetado. Él comprobó que los militares no quemaron a Rojas y Quintana, sino, al contrario, los “apagaron” cuando fueron objeto de las llamas, tras el puntapié de la furibunda extremista Carmen Gloria Quintana a un recipiente con líquido altamente explosivo que ella y su acompañante portaban. Y lo llevaban, precisamente, para quemar ellos a la gente que iba en buses de la locomoción colectiva en un día en que los opositores al Gobierno Militar querían paralizar la ciudad, en una de sus “protestas pacíficas”. Como la mayoría ciudadana no adhería al paro de actividades e iba a su respectivo trabajo o lugar de estudio, los extremistas como Rojas y Quintana lanzaba artefactos incendiarios contra los buses. Hubo frecuentes víctimas, incluidos niños, en esas acciones criminales de extrema izquierda. Pero una patrulla militar al mando del capitán Fernández Dittus los sorprendió y detuvo. Y cuando la furibunda Carmen Gloria Quintana dio un puntapié al recipiente de líquido altamente inflamable, la patrulla apagó las llamas consiguientemente desatadas, que quemaban el cuerpo de ella y su acompañante Rojas de Negri. Esa fue la verdad.


          Pero la versión que se ha impuesto en Chile y el mundo, y se va a “montar” una vez más como espectáculo este año, es la falsa: los militares quemaron a los dos “jóvenes”, siempre aludidos así y no por su verdadera condición de subversivos incendiarios y terroristas.

          Tan establecido dejó el ministro en visita que la patrulla no había originado el fuego, que el fallo definitivo condenó al capitán por un cuasidelito, consistente en la negligencia de no haber llevado a los subversivos a un hospital, sino haberlos liberado y hecho bajar del vehículo militar en un lugar apartado. Pero esto se debió a que los mismos extremistas, sabedores de que quedarían detenidos si eran llevados a un hospital, le pidieron que los liberara, cosa que el capitán hizo, sin darse cuenta de la gravedad de las quemaduras que habían experimentado.


          Los mentirosos están siempre nerviosos, pese a que han triunfado ampliamente, en particular a raíz de las series televisivas de los tres canales principales, pero muy en particular del que era de Sebastián Piñera, Chilevisión, que a través de sus teleseries, para los 40 años del “11”, hizo el grueso de la tarea falsificatoria y llevó a su ex dueño y entonces Presidente a fulminar a quienes lo habían llevado a la Presidencia, motejándolos de “cómplices pasivos” de supuestos delitos del Gobierno Militar.


          ¿Por qué, como acredita el reportaje de “La Tercera”, la izquierda marxista gobernante necesita insistir una y otra vez, año tras año, en copar el escenario con nuevas reiteraciones de las mismas falsificaciones históricas, si éstas han sido ya digeridas y aceptadas por la opinión pública nacional? Porque los mentirosos, conscientes de sus mentiras, nunca están seguros de que no los van a pillar y por eso necesitan repetirlas una y otra vez.

miércoles, 8 de julio de 2015

“La Batalla de la Concepción”, una epopeya inmortal.





La Batalla de la Concepción”, una epopeya inmortal.





La Batalla de la Concepción, que se llevó a cabo en el pueblo de La Concepción, en la sierra peruana, es sin duda alguna uno de los hechos más heroicos y dramáticos de la guerra del Pacifico, donde 77 jóvenes, casi unos niños, del Regimiento Chacabuco, al mando del Capitán Ignacio Carrera Pinto, atrincherados en dicho caserío, resistieron durante dos días el ataque de unos tres mil peruanos, entre soldados de línea y montoneros indígenas, Comandados por el Coronel Juan Gastó y Salazar.




El poco equilibrado choque entre el puñado de chilenos y los miles de enemigos, comenzó el 9 de junio de 1882 y terminó al día siguiente cuándo todo el contingente chileno había caído en el enfrentamiento, teniendo culminación cuándo nuestros bisoños combatientes, ya sin municiones, salieron a enfrentarse a los peruanos solo con sus fusiles, como maza, y sus bayonetas como arma cortante.




La fuerzas peruanas conminaron a la rendición a los nuestros, que nunca arriaron nuestra gloriosa bandera, a lo que el Capitán Carrera respondió "En la capital de Chile, y en uno de los principales paseos públicos, existe inmortalizada en el bronce la estatua del Prócer de nuestra Independencia, General don José Miguel Carrera, cuya misma sangre corre en mis venas; por cuya razón comprenderá Usted que ni como chileno ni como descendiente de aquél, deben intimidarme ni el número de sus tropas ni las amenazas del rigor. Dios le guarde a Usted..."




Día del Juramento a la Bandera.




En recuerdo de los 77 muchachos que combatieron y dieron sus vidas en la Batalla de la Concepción, desde 1939 se realiza el 9 de julio el Juramento a la Bandera en todas las guarniciones militares de Chile en que los nuevos cadetes, dragoneantes y conscriptos, así como los nuevos oficiales y suboficiales, juran fidelidad y lealtad a la Bandera y a la Patria.




Juramento a la bandera de los soldados de Chile:


Yo, [grado y nombre del jurante] juro,
por Dios y por esta bandera,
servir fielmente a mi patria,
ya sea en mar, en tierra o en cualquier lugar,
hasta rendir la vida si fuese necesario,
cumplir con mis deberes y obligaciones militares
conforme a las leyes y reglamentos vigentes,
obedecer con prontitud y puntualidad
las órdenes de mis superiores,
y poner todo empeño en ser
un soldado valiente, honrado y amante de mi patria.



HONOR Y GLORIA A NUESTOS HEROES INMORTALES.