(Eva Zetterberg,
Embajadora de Suecia en Chile desde
el 2009, tiene en su currículo haber sido
Parlamentario
y miembro del Directorio
de la Agencia Sueca de
Cooperación
Internacional para el Desarrollo, además de
haber sido la
representante Diplomático de su país en
Nicaragua.)
Que Por Favor
Dejen de "Hacerse los Suecos",
por Hermógenes
Pérez de Arce.
Doña Eva Zetterberg es la Embajadora de Suecia
y escribió una indignada carta a "El Mostrador", a raíz de mi
anterior blog, que fue reproducido por ese medio. En él yo declaraba un acto de
"justicia divina" el asesinato por un terrorista, en los años '80,
del Primer Ministro sueco Olof Palme, quien había sido un activo propiciador
del terrorismo contra el Gobierno Militar chileno, como que públicamente había
hecho un donativo en una colecta llevada a cabo por exiliados chilenos en
Suecia para financiar al brazo armado comunista FPMR, que perpetraba en esa
época numerosos atentados en nuestro país, entre ellos el asesinato del líder
poblacional de la UDI, Simón Yévenes. Después, en 1991, dicho Frente asesinó al
Senador de la misma colectividad, Jaime Guzmán.
La Embajadora, en su carta, dice que es falso
que Palme haya sido víctima de un atentado terrorista, y que también lo es que
él haya contribuido a financiar actos terroristas en Chile. Lo primero es materia
opinable. Yo considero que el asesinato de un político sin que se sepa la
motivación de su asesino ni haya una de carácter personal puede razonablemente
ser considerado un acto terrorista.
Pero también ella sostiene que es falso que
Palme aportara dinero a una colecta pública para financiar al FPMR, y en eso sí
que no tengo duda de que se equivoca, pues el cable, en su momento, informó en
Chile de dicho donativo y yo recuerdo perfectamente haberlo leído, aunque en
este instante no pueda citar la fecha de la publicación, pues estoy fuera de
Santiago e inhabilitado de rastrear la prensa de hace treinta años, lo cual
haré cuando regrese. Pero, de que lo leí, estoy seguro, y por eso
periódicamente lo he recordado en mis escritos. Ciertamente lo debo haber reiterado
también en la columna que en esos años mantenía en "El Mercurio", sin
ser nunca desmentido por la Embajada sueca. Como también estoy cierto de haber
catalogado el posterior asesinato de Palme como un acto de "justicia
divina", que parece ser lo que más ha escandalizado a la actual Embajadora.
Tal vez deba explicarle que ésa es una alocución bastante corriente en Chile
para situaciones similares, desde que Julio Martínez la inmortalizara en 1962,
al relatar el gol de Leonel Sánchez a la URSS en el Mundial de ese año, que fue
convertido después de una decisión arbitral injusta en perjuicio de Chile en el
respectivo partido.
Con todo, le reconozco a doña Eva Zetterberg su
derecho a objetar que se le atribuya a la Divina Providencia un disparo que dio
muerte a alguien, aunque haya sido Olof Palme.
Por lo demás éste, desde el propio 11 de
septiembre de 1973 (no hay prueba de que lo haya hecho antes) comprobadamente
favoreció a los terroristas de izquierda. Su Embajador en Chile, Harald
Edelstam, aun más izquierdista que él, se hizo cargo en aquella fecha de la Embajada
cubana en Santiago, que estaba repleta de armamento subversivo. Éste, ya bajo
la tuición sueca, fue transferido al MIR, el principal grupo terrorista de
entonces. Esto último fue reconocido por un ex mirista, Max Marambio, que
estaba en la Embajada cubana cuando la misma había quedado bajo la
responsabilidad sueca. En la revista "Qué Pasa" de 15 de junio de
2007, Marambio, que ya se había convertido a la buena doctrina (lo mismo que
hicieron también los propios suecos por amplia mayoría, hasta llegar a adoptar
el modelo chileno de cuentas privadas de pensiones provisionales), confesó que
"se las arregló para traspasarle al MIR un arsenal que habían dejado en el
sótano de la residencia Diplomática los militares y funcionarios cubanos",
entonces bajo la tuición de los encargados suecos, que al parecer se hicieron
los ídem.
En fin, probablemente ha sido otra
manifestación de "justicia divina" que el país de Edelstam y Palme
haya terminado por adoptar el modelo económico-social de Pinochet, al cual
ambos tanto odiaron y hostilizaron. Por lo mismo, ya es hora de que los (y las)
de ese país dejen de seguir "haciéndose los suecos" en relación a las
gravísimas responsabilidades que tuvieron en la proliferación del terrorismo en
Chile, con su secuela de víctimas, tres y cuatro décadas atrás.
Excelente artículo.
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