lunes, 23 de septiembre de 2013

Volveríamos a votar que sí....



Logotipo de la campaña del Sí en el plebiscito del 88, que el Gobierno de Pinochet
perdió y honrando su palabra, las Leyes y la Constitución entregó el poder.





Volveríamos a votar que sí.


Si se repitiera la situación del plebiscito del 5 de octubre de 1988 volveríamos a votar que sí, en parte en agradecimiento por habernos evitado una dictadura comunista, en parte por el inmenso avance que tuvo Chile durante el Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden que encabezó el Presidente Augusto Pinochet.


Hoy, época en que todo ha sido descontextualizado y olvidado, parecemos haber olvidado que los chilenos mayoritariamente llamamos a los uniformados, que la administración de Allende destruyó el país tanto en lo material, como en lo espiritual y pisoteó la Constitución y las Leyes.


Nadie voto en apoyo a las transgresiones a los derechos humanos, aunque nadie puede negar que los sucesos eran públicamente conocidos por medio de radios, como Cooperativa, o de periódicos impresos, como Fortín Mapocho, entre millares de publicaciones que inundaban los quioscos de venta de publicaciones informativas.


Se ha pretendido que quienes votamos que sí intentábamos eternizar la “dictadura”, lo que es una falsedad, pues, en el periodo que seguía entraban en plena vigencia las normas permanentes de la  Constitución, reiniciaba sus funciones el Parlamento y el Gobierno sería ejercido Constitucionalmente por el General Pinochet.


Los Uniformados no solamente cumplieron su promesa de reconstruir el país, le cambiaron la cara de la pobreza que sumía a las grandes mayorías por la de un país pujante en el que cada vez había más oportunidades para los chilenos, y además, nos devolvieron la democracia perdida por la irresponsabilidad de la clase política.

Hoy muchos sectores políticos hablan de la odisea con la que recuperaron la democracia, lo que es absolutamente falso, pues el retorno al sistema democrático estaba previsto en la Constitución de 1980, se cumplieron los plazos, los uniformados perdieron el proceso y de acuerdo a lo establecido por la Carta Magna entregaron el poder.


El país que tenemos hoy no es obra de los cinco últimos Gobiernos, ni tampoco las posibilidades de mejorar la situación social del país, que son el resultado de las políticas visionarias de desarrollo y apertura aplicados por el Gobierno Militar y de un país que le puso el hombro para superar el descalabro en que algunos sumieron a nuestra Patria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario