lunes, 9 de septiembre de 2013

Ni Verdad ni Reconciliación, por Hermógenes Pérez de Arce.



La Moneda parece comenzar a teñirse de rojo, mientras nuestra
historia reciente es brutal y burdamente falseada.




Ni Verdad ni Reconciliación,
por Hermógenes Pérez de Arce.


Estos días han servido para desinformar a los chilenos como pocas veces los habían desinformado y, por lo tanto, ha habido menos Verdad que nunca en el país (donde siempre ha habido muy poca).


Y a raíz de eso, los chilenos que odian, que siempre han sido muchos, posiblemente ahora sean más y estén odiando mucho más que antes.


Todo mal. Hasta Sebastián ha hecho un mal negocio, cosa completamente desusada para él. Tenía todo preparado para estar en el centro de la foto, que es lo que más le gusta, en el 40° aniversario. Y había pensado, con mucha astucia, que si se ponía del lado de la UP en estas fechas todos los de la Nueva Mayoría iban a ir a La Moneda a retratarse con él y a investirlo como "el Presidente de la Reconciliación". Y así, ¡por fin! iba a subir en todas las encuestas y no sólo en la GFK Adimark.


Entonces lanzó lo de los "cómplices pasivos" (lo cual es una contradicción en los términos, pues se es cómplice por llevar a cabo un acto, y por tanto nadie pasivo puede serlo, pero estas sutilezas están más allá del manejo de Sebastián). De modo que quedó mal con los supuestos "cómplices" (que son sus colaboradores más importantes y muchos que, no siéndolo, lo defienden haciendo de tripas corazón). Además, criticó a los Jueces de antes, olvidando que gracias a ellos fue alzada su encargatoria de reo en lo del Banco de Talca. Pero ahora está de moda darles duro a los Jueces de antes, unos tipos anticuados que aplicaban las Leyes al pie de la letra, salvo que hubiera "alegatos nocturnos", no como los de ahora, que se ríen de ellas y sólo fallan de acuerdo a lo que ordena la izquierda en sus alegatos diurnos.


En resumen, Sebastián no consiguió nada con los de la UP y los Kerenskys, que le despreciaron su "mise-en-scene" y prepararon otra por su cuenta. Y ahora él va a tener que Presidir un acto en que sólo va a haber "cómplices pasivos" ofendidos y gente que votó por el "sí", todos furiosos con él para sus adentros pero sonriendo de la boca para afuera, lo cual, por desgracia, se nota. Y Cecilia también va a estar consciente de que todos saben que dijo haber estado a punto de ser una desaparecida, porque un día de toque de queda en 1973 salió sin documentos, y su comentario no le gustó a nadie de la Plaza Italia para arriba. Y tampoco Sebastián Jr. contribuyó mucho a arreglar las cosas con su twit diciendo que el Gobierno de la UP era mejor que el militar, lo cual además revela que su fuerte no es la historia de Chile.


Como nunca las cosas malas vienen solas, en su columna de "El Mercurio" Carlos Peña le expresó su apoyo a Sebastián por lo de los cómplices pasivos y nuevamente habló de las "violaciones sistemáticas de los derechos humanos", lo cual él sabe que no es verdad, pues, como se establece en mi libro de inminente publicación, fueron reiterados los instructivos de la Junta en el sentido de que fueran respetados esos derechos, cosa que no todos cumplieron. Y por eso está bien hablar de "excesos", pues hubo personas que se excedieron de las atribuciones y órdenes superiores, que nunca fueron las de atropellar los referidos derechos.


En síntesis, como se han reído todos de la verdad, los de este lado estamos mal. Nos han pasado la aplanadora publicitaria televisiva. En mi antes referido e inminente libro pruebo la falsedad de las "Imágenes Prohibidas", pero una cohorte de comentaristas, columnistas y opinólogos las han glosado hasta la extenuación y uno hasta ha proclamado la necesidad de la rendición incondicional de los que fueron partidarios del Gobierno Militar y de un acto de contrición general, público y definitivo.


Si usted saliera ahora a la calle a preguntarles a los que tengan edad suficiente si votaron "sí" en 1988, dificulto que llegue al uno por ciento. El restante 42 por ciento se dio vuelta la chaqueta en medio de la marea publicitaria de la izquierda. Y ahora viene la teleserie máxima de Chilevisión, el canal de la UP, la de los fusilados en el desierto, de los cuales Pinochet ni la Junta supieron nada ni tuvieron nada que ver, pero eso es historia y no propaganda, y lo que vale ahora es la propaganda. Pero estoy esperando para reírme cuando culpen a la "Caravana" de los fusilamientos de Copiapó, porque puedo probar fácilmente que cuando tuvieron lugar la comitiva del General Arellano no había salido de Santiago.


En fin, como todo indica que los sustentadores de la tesis de que Allende fue el bueno y Pinochet el malo van a ganar la elección, entonces debemos estar preparados para que se "complete el legado" del primero, como en alguna oportunidad dijeron que lo harían y por suerte no lo hicieron Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Bueno, yo creo que este 40° aniversario ha dejado las cosas preparadas para que esta vez lo cumplan y veamos todas las virtudes del "otro modelo" que Salvador, pese a su inmensa sabiduría y dedicación, no alcanzó a dejar bien afincado en Chile por un período similar al que ya ha logrado completar Fidel.


¡Gracias, Sebastián, por el favor concedido a la centroderecha!
 

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