Política estilo Cau-Cau,
por Cristian Labbé Galilea.
En
estos días, probablemente por asociación de ideas, me han
vuelto a la memoria recuerdos de los primeros años en
el colegio, veo nítidamente la imagen de ese
compañero “medio quedado” al que los fanfarrones
le quitaban las bolitas o le comían el sándwich de pan con
huevo, ansiado alimento para el recreo largo y base
para soportar la larga mañana de clases. Fuera de un refunfuño
menor del afectado y la mirada indiferente del resto de
sus compañeros, esta práctica se repetía sistemáticamente
casi todos los días y en todos los cursos. Era una
minoría matonesca que hacía de las suyas a vista y
paciencia del resto de la comunidad estudiantil, tan
mayoritaria como complaciente y sumisa.
.
Me
pregunto si la comunidad nacional no
está comportándose resignadamente de la misma
forma cuando es testigo de cómo la Presidente Bachelet,
con poco más que un 20% de aceptación y con un 80% de rechazo, en
tan solo dos años, manejando su siniestra retro excavadora, no
solo ha destruido los cimientos de un sistema que
ha generado en el país estabilidad política,
crecimiento económico y desarrollo social, sino que además se
jacta de haber terminado la obra gruesa de un nueva institucionalidad
izquierdista, igualitarista y estatista.
.
Con
una ingeniería al mejor estilo de la empleada en la construcción
del Puente Cau–Cau, el Gobierno ha levantado una
reforma tributaria que nadie entiende cómo funciona pero que en
definitiva ha servido como el pilar base para apoyar la reforma
educacional, de la que todo indica que no va a
funcionar como se había prometido pero
que deja peligrosamente instalada en el consiente
colectivo nacional la idea de que la educación en nuestro país
es gratuita. Remata esta obra gruesa del Gobierno una
maliciosa reforma laboral cuyo único
logro es pavimentar un sindicalismo extremo que solo
conseguirá frenar la inversión privada y polarizar la relación
entre empleado y empleador.
.
Claramente
el Gobierno ha sido valiente para llevar adelante su programa
con la mayoría del país en contra, sigue avanzando sin vacilar
y, aún más, al ver la complacencia de los actores
políticos y la ineficiencia del resto de las instituciones de la
república para oponerse a esta destructiva obra (léase,
iglesia, empresas, gremios, fuerzas armadas, organizaciones
intermedias y más) imprime mayor profundidad a sus
reforma e inicia un proceso para establecer una
nueva institucionalidad política. Ahora, a través
de cabildos sin ninguna representatividad se busca,por
último, legitimar un nuevo orden institucional
que pondrá la lápida a un futuro de libertad, orden y
progreso.
.
Creo
que se ha ido demasiado lejos y que ha llegado la hora de decir….
basta, antes de que sea tarde. Con preocupación escucho decir
que no quedara más camino que… elegir el mal menor, en
las futuras elecciones Presidenciales, pues no hay liderazgos
nacientes, es decir tendremos que volver al pasado…, no hay
más futuro.
.
Negro panorama…
que solo cambiará si se levantan voces para advertir
que lo que se está construyendo no es lo que el país necesita
y merece, y que es necesario iniciar acciones para manifestar la
indignación que sentimos la gran mayoría descontenta: ya
surgirán los lideres naturales, por ahora alentemos a esa mayoría
silenciosa que ve con horror que esta situación no tiene
arreglo…, algo similar a lo que ocurre como el
puente Cau-Cau.
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