lunes, 25 de noviembre de 2013

Cadáveres que Tienen Toda la Razón, por Hermógenes Pérez de Arce.



(Ilustramos la columna de esta fecha con la imagen del ex Presidente Augusto Pinochet Ugarte con motivo de la conmemoración de los 98 años de su natalicio y en agradecimiento de la inmensa obra realizada por el Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden que encabezó).





Cadáveres que Tienen Toda la Razón,
por Hermógenes Pérez de Arce.


La unanimidad de los comentaristas, opinólogos y columnistas sostiene que es imprescindible impedir que la derecha desaparezca y que para eso debe "acercarse hacia el centro", entendiendo por eso repudiar al Gobierno Militar y llamarlo "dictadura", desentenderse de principios morales conservadores, como la defensa de la familia formada en torno al matrimonio de un hombre con una mujer (aunque hasta ahora nadie haya inventado una fórmula mejor para tener, mantener y educar hijos, es decir, para preservar la sociedad) y defender la vida de los que están por nacer; y, en fin, debería dejar de predicar las políticas que inspiran a una sociedad libre.


Por supuesto, la noción de un debido proceso para los presos uniformados (r) ya ni siquiera es mencionada. Ese es un tema del cual sólo hablan algunos sujetos carentes de significación y ni siquiera preocupa seriamente, no ya a la derecha, que se ha olvidado de ellos por completo, sino hasta a la propia "familia militar", pues he leído que en la Antártica, donde los chilenos que hay allí forman parte de esa familia, todos votaron religiosamente el domingo pasado, siendo que los defensores de aquellos presos políticos (Plan Ahora) habían llamado a no hacerlo.


Más de un escribidor sostiene que quienes sostienen los principios identificados con la derecha son "cadáveres políticos" y más vale olvidarse de ellos. Entonces ¿por qué están tan preocupados de que la derecha desaparezca? Conste que no niego dicha condición mortuoria, que es real. En días pasados, en que, muy bien amortajados, nos reunimos en un condumio para paladear en conjunto nuestra desgraciada condición, les hice ver que ni siquiera habíamos sido capaces de presentar una candidatura Presidencial, en circunstancias que siete alternativas de izquierda o populistas tanto o más extintas que la nuestra lo habían conseguido. Parece que, realmente, "no somos nada". Lo hemos perdido todo, salvo, por supuesto, la razón.


De hecho, en lo que queda de la derecha ya se ha iniciado un éxodo hacia posiciones "populares". Quienes lo han emprendido dicen estar contentos de haberse deshecho de "la mochila de la dictadura" y se muestran proclives al matrimonio homosexual, al aborto y a que un Estado cada vez más grande, gracias a los mayores impuestos, tanto los recientemente aumentados como los que vienen, se haga cargo de "solucionar los problemas de la sociedad". Todo eso es apoyado por una gran mayoría de chilenos.


Como "cadáver político" propiamente tal, sin otro argumento que haber predicho cosas que después sucedieron (como haberle pronosticado a la UDI en 2009 un lúgubre destino electoral si apoyaba a Sebastián Piñera y, más recientemente, haber anunciado en este mismo blog que cuando un grupo de expertos no politizados examinara el censo iba a concluir que era válido), ahora predigo que en cuatro años más las políticas de izquierda van a haber provocado en el país un "estado de malestar" tan generalizado que quienes se presenten personificando los principios que hoy sustentamos los que hemos sido declarados zombies van a obtener un triunfo reparador. Todo esto si la "Nueva Mayoría" no adopta políticas chavistas, kirschneristas o castristas que le permitan hacerse del poder "por las malas", lo que no cabe desechar, sobre todo a partir de la completa disolución que se ha observado de la otrora llamada "reserva moral", que salvara al país en anterior (y hoy históricamente distorsionada) ominosa coyuntura.

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