lunes, 10 de septiembre de 2012

Compatriotas, ejercitemos la memoria...

(Mario Montes, Director de 
Diario Reacción Chilena)



Compatriotas, ejercitemos la memoria,
por Mario Montes.


Corrían los primeros días de septiembre de 1973, los chilenos se pasaban el día haciendo oprobiosas colas para conseguir algo con que alimentar a sus hijos, el Presidente Salvador Allende anunciaba que solamente quedaba harina para dos días, la desesperación tenía al país paralizado, la violencia se encontraba desatada, la Justicia era impotente ante los embates del Gobierno que le impedía cumplir con sus funciones.



Las instituciones estaban dislocadas, el Congreso, la Corte Suprema y la Contraloría llamaban a la Administración marxista a respetar la Legislación y la Constitución, los grupos armados ilegales campeaban por sus fueros, las empresas estaban mayoritariamente en el “área social, desde donde se  fabricaba un mercado negro maneja por los interventores y el sistema estatal de distribución que intentaban doblegar al pueblo por el hambre.



Los chilenos, mayoritariamente demócratas, rogaban por una salida que pusiera fin el grotesco experimento socialista, al que el Mandatario había bautizado como con “sabor a vino tiento y empanadas”, que era ni más ni menos que un camino diferente para instaurar una tiranía de corte castrista, a imitación de la dictadura cubana o del colectivismo pregonado desde la desaparecida Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas.



Las Fuerzas Armadas y de Orden estaban tranquilas en sus cuarteles, la ciudadanía perseguía  a los uniformados arrojándoles maíz, como una manera de incentivarlos a tomar acciones que pusieran fin a la tortura que vivíamos, los Altos Mandos de estas instituciones estaban siendo utilizadas por el Gobierno allendista para reprimir a quienes osaban oponerse a los designios de una revolución que calificaban de irreversible.



Allende había  hecho lo más inesperado,  politizando a las FFAA había convocado a altos Jefes de las instituciones Castrenses a cargos Ministeriales intentando neutralizar a las Fuerzas Armadas y de orden  mientras ganaba tiempo para la realización de un autogolpe que terminara con la institucionalidad “burguesa”, terminando con las trabas que le imponía la Carta Fundamental para concretar los siniestros planes que tenía para nuestra Patria.



Fueron mil días de terror e incertidumbre para millones de chilenos que eran inconsultos testigos de la manera en que se degradaban nuestras libertades y se instauraba un sistema totalitario, que a fuerza de amenazas, violencia e ilegalidades tomaba forma según dictaban los “asesores” cubanos y soviéticos que se encontraban tras todas las determinaciones que se tomaban en La Moneda destinadas a subyugar a los chilenos.

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