A la Libertad No la
Defiende Nadie,
por Hermógenes Pérez de Arce.
El país está Gobernado por los
enemigos de la libertad. Los adversarios del régimen, que, se supone, deberían
ser los defensores de ella, en lugar de jugar ese papel se pliegan al sistema
diseñado para suprimirla y se limitan a sugerir paliativos.
Proponen recetas para “fortalecer la
educación pública”, cuando lo que deberían propiciar sería el fortalecimiento
de la educación privada, es decir, la libertad de enseñanza, la libertad de
programas, la de fundar y elegir establecimientos educacionales de todo nivel.
Y la plata del Estado para que los pobres puedan también ejercitarla está, pero
la despilfarra la burocracia Estatal.
Ayer domingo en “Tolerancia Cero” los
panelistas de centro e izquierda insistían en que el Senador Allamand (RN)
expresara los “principios” que inspiraban a su sector en el tema educacional.
Expresó varios, pero aquéllos les negaron la calidad de “principios”. Y en
ningún momento mencionó el fundamental: la defensa de la libertad.
En “El Mercurio” de hoy 11.08.14, la Senador
Ena von Baer (UDI) también define la posición de su partido ante la reforma
educacional y tampoco menciona la libertad de las personas para enseñar y
elegir enseñanza como el principal valor amenazado por la iniciativa del
régimen socialista.
En el fondo, la libertad está en
juego en Chile, pues todo lo que se propone realizar el actual Gobierno está
dirigido contra ella.
La reforma tributaria persigue que el
Estado se quede con una mayor parte de lo que las personas generan con su
trabajo, es decir, reduce la libertad de los chilenos para disponer de lo suyo.
La reforma educacional expresamente
busca prohibir que las personas se ganen la vida ejercitando su libertad de
enseñar, al vedar el lucro, que es la ganancia obtenida en un trabajo. ¿Quién
va a dedicarse al emprendimiento de enseñar si no va a poder generar ningún
excedente para financiar su inversión y sostenerse a sí mismo? También busca
prohibirles a las familias mejorar la educación de sus hijos mediante el
copago. Y, finalmente, veda a los colegios la libertad de seleccionar alumnos,
la que es consustancial a una libre competencia educacional en que prevalezcan
los mejores y que, por consiguiente, haga progresar el nivel de la educación.
Y conste que esa prohibición envuelve
una gran hipocresía, pues el pivote fundamental del actual socialismo
educacional chileno es la selección, la Prueba de Selección Universitaria, PSU,
fuente de rentas monopólicas para el ente Estatal que la genera y, además,
primer eslabón de la cadena oficial que impide a los colegios tener libertad de
programas, pues los alumnos deben rendir la PSU según los “Contenidos Mínimos”
(que son “Máximos”) fijados por el Ministerio de Educación, para que sus
alumnos aspiren a entrar a la universidad gozando de subsidios.
En fin, también es evidente la
ofensiva del Gobierno para terminar con la libertad de elegir en el sistema de
salud, revelada por la comisión que formara la Presidente y que terminará en un
plan único y “todos a Fonasa”; y la cuña de la “AFP Estatal” para liquidar
también a mediano plazo la misma libertad para elegir institución previsional.
Fin a las Isapres y a las AFPs.
Todos sabemos que después viene, pues
está sólo transitoriamente postergada, “la madre de todas las batallas” contra
la libertad, la reforma Constitucional, cuyo fin principal, si no único, es
dejar pendiente de un hilo al derecho de propiedad, para que pueda ser
desconocido por el Congreso por mayoría simple en cualquier actividad y a la
menor petición que formule “la calle”.
Así se está cavando la tumba del
“modelo chileno” que dio libertad y bienestar al país y que lo llevó desde ser
el último en 1975 a ser el primero hoy en términos de ingreso por habitante en
América Latina.
Benjamín Franklin escribió: “Aquellos
que pueden renunciar a la libertad esencial por conseguir una pequeña seguridad
transitoria, no merecen ni la libertad
ni la seguridad”.
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