La Derecha
Depurada,
por Hermógenes Pérez de
Arce.
La mala noticia es que la derecha está muerta;
la buena es que va a resucitar. Tal vez revivirá más minoritaria que hoy, tal
vez menos "popular" y con menos posibilidades de ganar elecciones,
pero con una ventaja que nadie le va a poder negar: que sus ideas son mejores y
dice la verdad. Y eso los pueblos, a la larga, lo reconocen. Por algo casi todos
los países del mundo están organizados hoy como sociedades libres, siguiendo la
idea esencial de la derecha. Hace un cuarto de siglo prácticamente la mitad de
la Tierra vivía bajo la tiranía del Leviatán. Quiere decir que a la derecha le
ha ido bien en casi todas partes, incluso en China, país en que, si bien no hay
libertad política, sí la hay en la economía, campo donde se respeta la
iniciativa individual y el derecho de propiedad. Y entonces allí la libertad
política vendrá, tarde o temprano, como una consecuencia de la libertad
económica.
Afirmo que la derecha va a resucitar en Chile
porque, de partida, ya ha logrado que se la aluda con el nombre de tal. Este
blog lo ha reivindicado y, coincidentemente, casi todos han dejado de hablar de
"centroderecha", término devaluado que refleja el deseo implícito de
irse a otra parte, hacia el centro. Y la debilidad que ello ponía de manifiesto
fue el comienzo del fin para la derecha. Es cierto que ahora mismo hay en ella
muchos que insisten en marcharse para el otro lado. Bueno, que lo hagan. El
candidato a Presidente de RN, Cristián Monckeberg, declaró a "El
Mercurio" que su alianza con la UDI (que está a su derecha) es meramente
electoral e ideológicamente favorece un entendimiento hacia la DC. Está bien.
Es su prerrogativa aliarse hacia la centroizquierda, donde está la DC, se
supone (siempre es difícil saber dónde está).
Y la derecha va a resucitar también por otra
razón: porque, por fin, va a enfrentar la verdad histórica y se va a atrever a
decir: "sí, apoyamos a los militares en 1973 para salvar al país, y nos
felicitamos de ello; y, sí, también después inspiramos su Gobierno y formamos
parte de él para cambiarle el rostro a Chile y transformarlo en la sociedad más
admirada de América Latina (‘la joya más valiosa de la corona latinoamericana’
según Clinton) ¿Y qué?”.
En estos días hay exégetas “políticamente
correctos” que intentan explicar la situación del sector y dar recetas para su
recuperación, pero parten por recomendar alejarse de "las brutalidades de
Pinochet" y hacen llamados a separarse de la "derecha pura y
dura", empleando los términos acuñados por un escritor de izquierda
actualmente en tránsito político hacia su derecha, sirviendo una Embajada del
actual Gobierno y que no ve las horas de volver a su residencia política
natural, que es la “gauche boutique”. Para él "derecha pura y dura"
es la que reafirma su opinión de que la Junta Militar salvó a Chile y lo
convirtió en un país libre, estable y próspero.
Lo de las “brutalidades de Pinochet” merece capítulo
aparte, porque tiene que ver (o, mejor dicho, no tiene que ver) con la verdad
histórica. Para efectos actuales y prácticos, las supuestas
"brutalidades" se encuentran resumidas en dos engendros calumniosos
izquierdistas, las teleseries de Chilevisión, "Imágenes Prohibidas" y
"Ecos del Desierto", que constituyen una completa falsificación
histórica, pero sirvieron para lavar cerebros chilenos (entre ellos el de
Sebastián Piñera) durante el "septiembre rojo" del 40° aniversario
del 11. No he visto ninguna de las dos ni pienso verlas, pero sí he leído los
comentarios de sus glosadores, los columnistas locales Jorge Correa Sutil (DC)
y Ricardo Solari (PS), cuyos escritos revelan en toda su magnitud y ponen de
manifiesto la falacia de los respectivos filmes. Pues éstos presentan como
tales "brutalidades" los hallazgos de los hornos de Lonquén, el caso
"degollados", el caso "quemados" y la muerte del padre
Jarlan (la primera teleserie) y las muertes a manos de la comitiva del General
Arellano (la segunda). Naturalmente, ni los filmes ni los columnistas aclaran
que está Judicialmente probado que ni Pinochet ni la Junta tuvieron la menor
responsabilidad en ninguno de esos hechos. Y, desde luego, el episodio que más
muertes generó (el de la comitiva) tuvo lugar en octubre de 1973, cuando Frei
Montalva y Aylwin felicitaban y aplaudían entusiastamente a la Junta por su
energía para combatir al ejército clandestino marxista. “La DC no deseaba esto,
naturalmente –declaraba el primero al ABC de Madrid del 12 de octubre de 1973--
. “Usted no desea operarse de cáncer, pero llega un momento en que tiene que
operarse de cáncer. Nuestros cirujanos son las Fuerzas Armadas y el pueblo
solicitó su intervención insistentemente, estruendosa y heroicamente” (ver
texto completo en mi último libro, “Ni Verdad ni Reconciliación”, p. 78.)
Pero la memoria derechista (y la chilena en
general) es corta y cambiante y presenciamos en estos días la fuga hacia otras
latitudes políticas situadas a la izquierda, fuga que es particularmente patética
en RN y está encabezada por Sebastián Piñera, quien ha anunciado su intención
de no reintegrarse al partido que lo llevó a la Presidencia, y de formar un
referente propio, caratulado por ahora como "fundación". Amenazan
acompañarlo numerosas figuras del "piñerismo" de dicha colectividad.
Como consecuencia de este éxodo, la derecha de
verdad será un sector más pequeño, con menor caudal electoral, pero más
depurado. ¿Qué se obtiene en política si, para triunfar en las elecciones, hay
que disfrazarse con ropa del adversario? Se consigue que, a la larga, el
adversario termine por triunfar, porque lo único que se ha conseguido con el
travestismo es validar sus ideas y sus versiones de la historia y, llegada la
hora de depositar los votos, el electorado preferirá a los genuinos
portaestandartes y no a los oportunistas que cambian sus ropajes para ganar una
elección o subir en las encuestas.
Ya se advierte que el éxodo que da origen a
este proceso depurador será liderado por el mismo Sebastián Piñera. Durante los
dos meses que vienen él intensificará la práctica del culto del cual es más
devoto, el de sí mismo; intensificación que recién comenzara dos días atrás con
la espectacular primera piedra del hospital de Puente Alto, tras plantar la
cual, echarle él unas paladas de tierra y levantar los brazos ante las cámaras
en actitud victoriosa, no hubo segunda piedra. Hasta la misma primera piedra,
recién enterrada con tanta fanfarria, fue retirada, quedando sólo un hoyo como
decidor testimonio, en medio del enorme terreno vacío. Con razón el Alcalde,
pese a ser RN, se sintió burlado.
Entretanto, se espera, la derecha depurada y
resucitada reflexionará acerca de cómo presentar con coraje y personalidad ante
el país su propia verdad y sus propias ideas, habiendo aprendido la elemental
lección según la cual, parafraseando a Radomiro Tomic, "cuando se gana con
las ideas del adversario, es el adversario el que gana”.
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