Cerebros Incompletamente Lavados,
por Hermógenes Pérez de Arce Ibieta.
Matthei ganó
ampliamente el debate de Anatel y probó estar mejor informada y documentada que
Bachelet, dejando de manifiesto la falta de liderazgo y capacidad de decisión
de ésta en circunstancias críticas. De modo que si los chilenos fuéramos
ciudadanos reflexivos, cultos e informados acerca de lo que conviene al país y
hubiéramos todos visto el foro, no cabría duda de que la primera iría a ganar
la elección del domingo. Pero todos sabemos que los chilenos no somos así, que
mayoritariamente creemos que el Gobierno nos puede hacer a todos iguales a
Horst Paulmann, Eliodoro Matte o Andrónico Luksic o, por último, les puede
quitar gran parte de su plata y repartirla entre los demás para que puedan
comprar todo lo que les falta, y por eso las encuestas anuncian el triunfo de
Bachelet. ¡Qué le vamos a hacer! La historia dice que nos damos un balazo en el
pie cada 40 años y han pasado 40 años.
Y si la mayoría
"no cacha ni una" y se traga todos los eslóganes vacuos de la Camila
Vallejo, la Karol Kariola, Gabriel Boric y Giorgio Jackson, allá ella, pero la
minoría que "cacha algo", emprende e invierte, se ha dado cuenta de
cómo viene la mano y por eso la Bolsa cae y se reducen los flujos de recursos
hacia el país. Si no me cree, aplique usted su propio sentido común: si le
anuncian que le van a quitar otra parte más de sus ganancias a través de
mayores impuestos y que le van a debilitar su derecho de propiedad en una nueva
Constitución que va a redactar "la calle" ¿va usted a invertir más o
menos que antes en Chile? Elemental, querido Watson.
De modo que no
vale la pena seguir dándole vueltas al asunto de la segunda vuelta y
entretengámonos en otras cosas. Por ejemplo, en la ceremonia que compartieron
la Lorena Fries y Sebastián Piñera por el aniversario del Instituto de Derechos
Humanos. Para el segundo, todo esto forma parte de la última "pasada"
política que ha discurrido con el fin de remontar en las encuestas y quedar
posicionado para el 2017, cuya campaña comienza el lunes. Ya encabezó los 40
años del Pronunciamiento, condenándolo y denostándolo, y trasladó a los
veteranos presos políticos de "Cordillera" a "Punta Peuco"
para conseguir más apoyos de izquierda. Ahora celebra junto a la Lorena Fries
con igual propósito. Pero esta última no está contenta de haber conseguido el
respaldo y financiamiento de un supuesto Gobierno de centro-derecha (que en
realidad es otro más de la Concertación) para toda su tramoya de los derechos
humanos, porque ella quiere más. Quiere que no quede ningún cerebro sin lavar
en el país.
Véase lo que
escribió anteayer a "El Mercurio" (cartas): "...es una
preocupación que un porcentaje de la población, cercano al 20%, considere,
según la misma encuesta (II Encuesta Nacional de Derechos Humanos) que violar
los derechos humanos fue necesario para alcanzar la paz social. Esto es
inaceptable y refuerza el diagnóstico del INDH sobre la necesidad de la
educación en derechos humanos y el análisis de la dictadura en los planes de
estudios, como período histórico en que se enmarcan los crímenes de lesa
humanidad perpetrados en nombre del Estado". Es decir, si gana Bachelet va
a profundizar la labor de Fries-Piñera hasta que no quede nadie, salvo el que
este escribe, que divulgue la verdad histórica según la cual el agresor fue la
guerrilla armada marxista y la agredida la democracia chilena, que los
demócratas les pidieron a los uniformados derrotar a la primera por las armas;
que éstas lo hicieron, con el aplauso de los demócratas, representados por Frei
Montalva, Aylwin, Bossay, Jarpa y sus seguidores; que después los dos primeros
se cambiaron de bando y crucificaron a los uniformados para atraerse el apoyo
marxista y que hoy casi todo el mundo tiene el cerebro lavado y los
guerrilleros y terroristas se transformaron en "víctimas", los agresores
en agredidos y los totalitarios en "demócratas".
Anoche vi a
Lagos Weber, que antes solía ser un tipo moderado, muy airado por lo mal que le
fue a su candidata en el debate, diciendo algo aparentemente "nada que
ver": que no iban a aceptar que quedara nadie, pero nadie, que no
condenara los atropellos a los derechos humanos del Gobierno Militar. Es igual
que en "1984" de Orwell: todo es culpa del villano oficial de la
sociedad, Emmanuel Goldstein en la novela y Augusto Pinochet en el Chile actual.
Son el Enemigo Público Número Uno. ¿Fracasó la candidata en el debate? Culpa de
Pinochet. "No descansaremos hasta que no quede nadie que no condene a la
dictadura de Pinochet", o algo parecido, dijo Lagos Weber, mientras le
temblaba la perilla blanca que ha cultivado y que está cada vez más larga.
Cuando ésta todavía no había encanecido y la tenía más corta, era un tipo que
hasta habría podido pasar por amable. Pero ahora se ha vuelto un socialista
ácido más. Y nos anticipa que, aparte de darle al país el balazo en el pie que
corresponde históricamente, junto a la Lorena Fries y su Instituto, no van a
dejar en él un solo cerebro sin lavar.
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