La Derecha
Ausente,
por Hermógenes Pérez de
Arce.
Cuando me preguntan a cuál sector político
pertenezco, contesto que al de la "derecha ausente", la que hoy no
tiene representación ni voceros ni, casi, militantes. En el primer foro de
ANATEL comprobé cuán ausente está. Lo menos lejano a la misma era Evelyn
Matthei, pero ella adscribe a la línea de Sebastián Piñera, que se disputa con
Michelle Bachelet iniciativas de izquierda como crear una Subscretaría de
Derechos Humanos contemplada en el programa de la Nueva Mayoría y que él quiere
establecer antes, para ganarle el "quién vive". ¿De qué derecha me
hablan? Y otra pregunta: ¿de qué le han servido a Piñera esta izquierdización y
su traición a los presos políticos militares? ¿Para subir de 31% a 34% su apoyo
en la encuesta CEP?
La "derecha ausente" es esa que está
consciente (como ninguna otra, según vemos a diario) del mayor escándalo de
nuestro tiempo: los miles de Juicios contra ex militares, en contravención
impune a todas las Leyes, que terminan en corruptas sentencias de Jueces y
abogados integrantes politizados o cobardes (o ambas cosas) que mantienen a más
de medio centenar de ex uniformados presos, muchos octogenarios y enfermos, por
hechos amnistiados, prescritos, no pocas veces falsos y ya antes Juzgados, sin
que se oiga la menor protesta más allá de nuestro minoritario círculo.
Por nuestros correos electrónicos suelen
circular advocaciones impresionantes y hasta emocionantes frente a esa pública
atrocidad Jurídica, humana e histórica cometida a vista y paciencia de todos, y
en particular de los uniformados activos, que han dejado a sus camaradas caídos
"tras las líneas enemigas" para ser victimizados, sin levantar
siquiera la voz. Y así se sigue cometiendo impunemente la mayor tropelía contra
cada vez más de quienes, "cuando las papas quemaban", pusieron el
pecho a las balas terroristas, mientras los hoy silentes civiles tenían miedo
y, como decía el juez supremo Rafael Retamal, "los marxistas nos iban a
matar a todos"; y mientras Frei Montalva clamaba "¡esto se arregla
sólo con fusiles" o imprecaba a los Generales timoratos (algunos hoy
presos por haber dejado de serlo) diciéndoles "¡ustedes tienen las
bayonetas y no las usan!"; o mientras Aylwin I se negaba a criticar a los
que por fin habían usado sus armas "desde detrás de mi escritorio, pues
están recibiendo el fuego adversario".
Hoy a esos "muertos-vivos" ni
siquiera se les menciona en los foros y nadie debe responder por su suerte
aciaga ni por la arbitrariedad de que son víctimas. Y cuando yo, como el Pepe
Grillo de la conciencia nacional, los recuerdo, me apartan del camino diciendo
que estoy "pegado en el pasado". Pero los "muertos-vivos"
no están en el pasado, están hoy ahí, con su condición penal injusta agravada
por la puñalada con que Piñera rubricó su incumplimiento de la promesa de velar
para que tuvieran un debido proceso, derecho a la prescripción y "debida
aplicación de los tratados internacionales", giro que ha resultado
particularmente patético desde que se les inculpa de "delitos de lesa
humanidad" establecidos por el Tratado de Roma, que sólo entró a regir en
Chile en 2009 y en cuyo texto se dice explícitamente que sus normas no deberán
ser aplicadas a hechos anteriores a su vigencia, todo eso sin considerar que la
tipificación de tales delitos se ajusta mucho mejor al actuar indiscriminado
contra la población civil y uniformada de los terroristas del MIR y del FPMR
que al de los agentes del Estado encargados de la esencial misión social de
combatir a esto últimos.
A propósito de lo cual, por supuesto, "la
derecha ausente" del primer foro de ANATEL no habría omitido, de estar
allí representada, preguntarle a la señorita Bachelet (pues es señorita y no
señora) por sus actuaciones en los años '70 como ayudista del MIR, según lo
acredita la biografía suya de los periodistas de izquierda Andrea Insunza y
Javier Ortega, o como conviviente del vocero del FPMR Alex Vojcovich en los
años en los 80, cuando esta asociación ilícita terrorista causaba más víctimas
con sus atentados, permitiendo llenar páginas enteras de "El
Mercurio" con las fotos de uniformados caídos bajo sus bombas y balas, sin
olvidar que los guerrilleros de dicho frente insisten hasta hoy en que ella
era, además, parte activa de su contingente armado.
Vocación contraria a la Legalidad institucional
que sólo relumbró unos instantes en dicho primer foro, cuando preguntada y
repreguntada acerca de si rechazaba o no la inconstitucional propuesta de una
Asamblea Constituyente, se negó por dos veces a definirse. Es que, donde hubo
fuego subversivo, cenizas quedan.
Por supuesto, la misma "derecha
ausente", de haber estado representada, no habría dejado pasar la
oportunidad de revalidar sus recetas para los principales problemas nacionales,
como lo son la delincuencia, la salud y la educación, describiendo los
benéficos efectos para la sociedad que tendrían la aplicación más rigurosa de
las Leyes penales a los delincuentes que hoy transitan presurosos por la puerta
giratoria hacia la impunidad, cuando llegan a ser detenidos, mediante el uso
severo de la atribución Constitucional del Presidente de la República de velar
por la conducta Ministerial de los Jueces que liberan malhechores con la misma
presteza con que persiguen ilícitamente a ex militares exentos de
responsabilidad penal. La "derecha ausente" también habría propiciado
la liquidación paulatina pero sostenida de los monstruos Estatales burocráticos
que constituyen los Ministerios de Salud y Educación, para entregar
directamente a las familias pobres los enormes y crecientes recursos que
aquellos extraen de los contribuyentes, sin entregar las debidas prestaciones a
los usuarios. Esas ingentes cantidades, sumadas a las provenientes de la
licitación masiva a privados de establecimientos educacionales y sanitarios Estatales,
permitirían dotar a todas las familias vulnerables y menos vulnerables de Chile
de financiamiento para ejercer su libertad de elegir colegios y universidades
para sus hijos y seguro de salud privado para todos sus miembros, trasladándolos
de las precarias atenciones de los sistemas públicos a los sistemas privados
que actualmente, por cierto, prefieren y eligen para sí y los suyos todos los
dirigentes y Parlamentarios de izquierda que ni siquiera saben el color de la
tarjeta de atención del Fonasa, como dejó en evidencia la dirigente
revolucionaria Roxana Miranda en el ya citado foro.
La "derecha ausente" podrá ser
minoritaria y silenciosa, pero no está muerta; al menos no tanto como la
"nueva derecha" y los restos náufragos de la que se debate en la
indefinición y prefiere llamarse "centroderecha", en mala hora
plegada al errático seguimiento de Sebastián Piñera, que en estos días ve
acercarse el aciago destino electoral al cual no podía menos de conducirla la
elección de tan penoso como incierto derrotero.
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