Hace 44 años,
Allende gana las elecciones…
El 4 de septiembre de 1970 Salvador Allende Gossens,
socialista, ganó las elecciones Presidenciales
imponiéndose a Jorge Alessandri Rodríguez por una escasa diferencia de menos de
40 mil sufragios. El candidato de la unidad popular obtuvo 1.075.616 sufragios,
36,63 %, mientras su contrincante el independiente alcanzó 1.036 278 votos, 35,29
%. El tercer lugar a mucha distancia lo obtuvo el postulante del oficialismo democratacristiano
Radomiro Tomic Romero.
Al no obtener ninguno de los aspirantes a la
Primera Magistratura la mayoría absoluta debió definir entre las dos primeras
mayoría quien asumiría la Presidencia
de la República el Congreso Pleno, que el 24 de octubre, previo acuerdo secreto
entre la UP y la DC, además de la firma de un Estatuto de Garantías Constitucionales,
en el que Allende se comprometía a respetar la Constitución, el candidato socialista
fue ungido como ganador, asumiendo la Presidencia el 4 de noviembre.
De lo anterior se desprende que Allende llegó a
La Moneda de manera democrática y legítima, aunque es necesario reconocer que
sus actuaciones y las de la unidad popular, que claramente no respetaron la
Constitución y las Leyes le hicieron perder la legitimidad que ostentaba y
claramente el Gobierno y sus partidarios, al intentar imponer su programa, de
manera bastante totalitaria, perdieron también su calidad democrática, convirtiendo
a su administración en un intento de copia del sistema cubano.
No pretendemos hacer un recuento histórico del
Gobierno de Allende, pero, luego de un año en el que se imprimió dinero a
destajo, afloraron una inflación desatada, las tomas de industrias y campos
liquidaron la producción, los entes Estatales de distribución de todo tipo de
alimentos y mercaderías desataron un mercado negro, el intento por crear
tarjetas de racionamiento, manifiestamente intentando dominar al pueblo por el estómago,
desató la ira popular.
La siembra de odiosidades, la violencia creada
por los grupos armados que crecieron al amparo del Gobierno, y también de
opositores, la falta de alimentos, las interminables filas que debían hacer los
chilenos para obtener suministros para sus hijos, la
creciente oposición ciudadana mayoritaria a una reforma educacional Estatista,
la falta de expectativas y los temores de la implantación de una dictadura
comunista, saturaron la paciencia del
pueblo que comenzó a exigir la salida del Gobernante.
Las evidencias irrefutables de que el
allendismo, especialmente los partidos comunista, socialista, MAPU e izquierda
cristiana, todos de raigambre marxista, preparaban un golpe de Estado
palaciego, para eternizarse en el poder, o una guerra civil, con el mismo
objetivo, que además les permitiera limpiar el país de “burgueses”, que algunos
de ellos esperaban dejara un millón de muertos, hizo clamar a la ciudadanía por
una intervención militar que pusiera fin al experimento socialista.
En necesario consignar que las FFAA y de Orden
depusieron a Allende el 11 de septiembre de 1973, poco más de mil días después de
su asunción, por la presión ciudadana y la realidad de que el país se
encontraba totalmente destruido en lo institucional, en lo económico, moralmente
desintegrado, políticamente degradado y
socialmente fracturado. La convivencia nacional estaba seriamente amagada y la
polarización amenazaba con terminar de demoler el pacto de social que permitía la existencia
de la Nación.
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