Insólito nos parece que la derecha, junto con el partido
comunista, haya aprobado la
erección de un monumento a la terrorista y antidemocrática
dirigente roja Gladys Marín.
¿Para Qué Se
Necesita Una Izquierda?,
por Hermógenes Pérez de
Arce.
Pasó casi sin
que me diera cuenta: la Cámara aprobó ¡por unanimidad! autorizar la erección de
un monumento en homenaje a Gladys Marín, la líder comunista más intransigente
en la tarea de instaurar en Chile un régimen marxista-leninista por la vía
armada.
Que los Kerensky apoyaran la iniciativa
¡novedad ninguna! Que los RN se plegaran a ella, si bien algo me extraña, al
mismo tiempo uno sabe que es el partido de Piñera y de él uno puede esperar
cualquier cosa. Pero que la UDI ¡la UDI, “of all people”!, eso no me lo habría
esperado nunca. Ni menos que la iniciativa haya sido, en conjunto, de un Diputado
comunista, Teillier, y de uno de la UDI, Hasbún. Bueno, este último, como Alcalde
de Estación Central, ya le había puesto
“Gladys Marín” a una calle de la Comuna.
La Gladys y yo nos saludábamos de beso cuando nos encontrábamos en
Megavisión, y ella me decía “¡tanto tiempo que no nos veíamos, creo que desde
el ’73!” Pero ambos sabíamos que los muchachos de su Frente me podían matar en
cualquier momento. Una vez me dispararon con un M-16 durante mi trote matutino
frente a San Alfonso del Mar, hace unos años, pero no me dieron. La bala rebotó
ruidosamente en los estacionamientos del condominio y yo me agaché y seguí
corriendo a tal velocidad (7 km/h) que el francotirador, supongo, no alcanzó a
recargar el arma. Lo publiqué en este blog, pero nadie me dijo nada (ni
siquiera mi familia: ahí me enteré de que no lo lee). Otra vez el frentista
Villanueva, que ahora está procesado por el caso Guzmán (pero no debe
preocuparse, porque la Justicia de izquierda le va a remitir la pena, si es que
lo condena; y, por último, el Gobierno lo va a indultar, como a TODOS sus camaradas terroristas) me cubrió de insultos
en un camino costero, pero no extrajo su arma, pues ¡imprevisión imperdonable!
posiblemente no la llevaba.
La Gladys, en efecto, fue una de las fundadoras del FPMR, junto a
Volodia Teitelboim, que tal vez por eso fue proclamado por Sebastián Piñera
como “uno de los grandes hombres de la historia de Chile”, y a Orlando Millas.
Este último lo dio a conocer en sus “Memorias 1957-1991”, p. 186. Ahí alude al
“acuerdo a que habían llegado en La Habana dirigentes de los respectivos partidos,
para que contingentes de militantes comunistas chilenos fuesen aceptados como
alumnos en calidad de cadetes de la Escuela Militar de Cuba. Se reclutó para
esta tarea a lo mejor de lo mejor de la
nueva generación del exilio… Un regusto amargo me hace sentir que los
condujimos a quemarse en Chile en batallas imposibles..”
Claro, asesinaron a muchos militares (ya he citado esas dos páginas
enteras de “El Mercurio” del 26 de marzo de 1986, con retratos de 47 militares
abatidos por el FPMR y el MIR, y con referencia a los abogados de la Vicaría de
la Solidaridad que defendían a sus asesinos, en una cooperación abierta con el
terrorismo por la cual la Iglesia Católica nunca ha pedido perdón.)
Bueno, ahora los militares sobrevivientes y que
a su turno mataron guerrilleros cumplen presidio perpetuo, condenados contra todas
las Leyes por la Justicia de Izquierda que se ha enseñoreado de nuestros Tribunales.
Valga decir que todos los terroristas autores de crímenes sangrientos fueron
indultados por Aylwin (que se había comprometido a no hacerlo), Frei y Lagos; y
los que cumplían condenas fueron amnistiados por una Ley de perdón que, se
suponía (por un acuerdo político y con la Iglesia) también debía ser aprobada
en favor de los militares presos por más de diez años, pero esta última parte
se rechazó por 17-15 en el Senado, con los votos de dos Kerenskys a los cuales
no voy a nombrar, porque uno es amigo mío desde la adolescencia y eso
constituye fuero. Y la Iglesia, que había patrocinado el acuerdo, no dijo nada.
También en los ’80 el Frente comunista asesinó a sangre fría al
dirigente poblacional de la UDI, Simón Yévenes; y “reconquistada la
democracia”, como humorísticamente dicen los de la Nueva Mayoría, siendo que
sólo se cumplió al pie de la letra el itinerario fijado por la Constitución de
Pinochet (no les quepa duda de que la Historia la va a describir así, cuando la
actual generación de cerebros lavados y sus respectivos lavadores ya hayan
salido de circulación por fuerza mayor). Entonces, vigente ya la plena
democracia que le debemos a Pinochet, en 1991 el Frente comunista fundado por,
entre otros, Gladys Marín, asesinó a sangre fría al máximo líder de la UDI,
Jaime Guzmán.
De modo que ¡cómo un Alcalde UDI no iba a bautizar una calle como
“Gladys Marín” y luego, como Diputado, no iba a copatrocinar, junto con el
encargado militar comunista Guillermo Teillier (que daba las órdenes de
exterminio y públicamente expuso cómo había dispuesto aniquilar a la comitiva
del Presidente Pinochet, para asesinarlo, sin lograrlo, pero sí matando a cinco
de sus escoltas)! ¡Cómo la bancada UDI, por unanimidad, no iba a votar por que
se levantara un monumento en Santiago a la benemérita Gladys Marín!
¡Justo, conmovedor, solidario y merecido
homenaje, que engrandece a nuestra democracia!
A todo esto, con semejante derecha ¿para qué se
necesita una izquierda?
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