A poco de asumir ya se avizoran las intenciones
totalitarias y los resultados desastrosos que tendrán las políticas impulsadas
por el Gobierno de Michelle Bachelet.
No Hay Mal
Que Dure Cien Años,
por Hermógenes Pérez de
Arce.
El peor de todos los males, el comunismo, duró
setenta. Y en Chile sólo mil treinta y siete días, en su primera pasada. En la
actual, si nada extraño sucede, va a durar en total mil cuatrocientos sesenta.
Yo casi podría decir quién va a ser el próximo Presidente, y les garantizo que
no va a ser comunista. Pero la mala noticia para él es que se va a tener que
hacer cargo de un desastre.
Pues este Gobierno nos va a dejar más pobres,
menos libres y peor educados. Más pobres, porque ya está haciendo todo lo
necesario para disminuir el crecimiento, es decir, “la torta a repartir”. La
misma ya crece menos, con sólo el anuncio de las medidas. Ya nadie habla del 5%
y ni siquiera del 4% en 2014, como pronosticaban el año pasado, sino que los
optimistas dicen 3,4% y los pesimistas menos de 3%.
Vamos a ser menos libres porque desde todos
lados hay amenazas a la libertad de emprender. Y desde ya se está destruyendo
metódicamente un sector en el cual ella ya estaba constreñida, pero permitía
señalados éxitos, como el de la educación. La libertad de fundar universidades,
consagrada, como tantas otras, por el Gobierno Militar, y que hizo posible
acceder a la enseñanza superior a más de un millón de jóvenes chilenos que
antes quedaban marginados de la misma, ha sido virtualmente suprimida debido a
la persecución contra el lucro. Se ha dado la señal de que ningún emprendedor
puede formar una universidad y hacer una ganancia. Cuando ello era posible, se
crearon grandes universidades privadas con capitales nacionales y extranjeros.
Ahora estos últimos hacen empeños por escapar del país y rescatar algo de lo
que invirtieron en él, pero sufriendo enormes pérdidas. La industria
universitaria privada completa está en jaque.
Y la persecución contra el lucro en la
enseñanza particular subvencionada está ya haciendo huir de ella a muchos
emprendedores. ¿Alguien cree que cerrando colegios particulares, a los cuales
los padres, que no son nada de tontos, estaban llevando a sus hijos aunque
tuvieran que pagar, en lugar de llevarlos a la enseñanza Estatal gratuita, va a
mejorar la educación? Nadie. Y entonces ¿por qué se hace? ¡Porque está en curso
una revolución comunista, conducida por un Ministro ex miembro de las JJ. CC.,
que no entiende nada de educación pero sí de revolución! ¿Alguien cree que sin
copago los alumnos van a aprender más? ¡Por favor! Este es un tema político-ideológico.
¿Y alguien cree que en un colegio cuyos alumnos
no han sido seleccionados, sino ingresados a través de una tómbola, ellos van a
aprender más que cuando había selección, si sigue habiendo los mismos
profesores?
En síntesis, ninguna de las medidas impulsadas
por el Ministro ex JJ. CC. y no-experto en educación conduce a mejorar la
enseñanza, y todas a consumar la revolución. Luego, lo que rinda la Reforma
Tributaria, en la parte que irá a educación (si es que aquélla rinde algo,
porque va a castigar el crecimiento y, por tanto, también la recaudación)
contribuirá en nada a mejorar el aprendizaje. Será plata botada a la calle.
Mejor dicho, más plata botada a la calle.
Porque anoche me enteré en Teletrece que ya el Fisco
ha gastado en el Transantiago diez mil millones de dólares, desde que Michelle
Bachelet 1.0 le dio el “vamos” en 2006 y reemplazó a un sistema privado que
dejaba excedentes y trasladaba mejor a la gente por otro peor y que arroja
gigantescas pérdidas. Con la suma de ellas se podría haber dotado de buses de
lujo, silenciosos y con televisión en colores a los trece mil dueños de micros
amarillas y haberles construido autopistas exclusivas, para que no hicieran
tacos y los pasajeros demoraran menos. Pero se ha gastado esa enorme suma en un
plan socialista que empeora el servicio. Y no hay visos de que la hemorragia
pueda detenerse, pues se anuncia que se destinará otros mil y tantos millones
de dólares adicionales para tratar de mejorar el engendro. En el mismo
noticiero los pasajeros le ponían nota 3 o 4 al Transantiago, igual o menos que
a las antiguas micros amarillas.
Todo esto es un
desastre, y hay muchos otros en preparación o en curso. La mala noticia
es que nos faltan 1.373 días de despropósitos. Se nos van a hacer muy largos,
pero no hay mal que dure cien años: la gran ventaja de los Gobiernos cortos es
que, cuando son tan malos como éste, desde su inicio se puede divisar la luz al
final del túnel.
Lo peor de la historia de Chile, se le debe a la izquierda !!!
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