A 23 años de un crimen que sigue en la impunidad…
Jaime Guzmán Errázuriz fue vilmente asesinado el 1 de abril de 1991 por una
banda terrorista nacida al alero del partido comunista que pretendió silenciar
a un preclaro constitucionalista, a un valiente defensor del Gobierno de las
Fuerzas Armadas y de Orden, a un polemista agudo e inteligente, a uno de los
mejores hombres de nuestra Patria.
A Jaime Guzmán le
temían por su agudeza mental y su clara dialéctica que simplemente destruía las
argumentaciones “básicas” del comunismo internacional y por su defensa
inclaudicable de los valores y pilares permanentes de nuestra nacionalidad, lo ultimaron
para socavar la institucionalidad
nacional, falsear nuestra historia y ocultar a quienes dirigían la subversión.
Este primer crimen
brutal, ocurrido en plena vigencia de la democracia, nos demuestra que hay
sectores de nuestra política que cuándo no pueden convencer al pueblo de las
bondades de sus ofrecimientos sacan sus garras totalitarias y sin vergüenza alguna
muestran su amoralidad eliminando a sus adversarios para imponer sus ideologías
de odio y sus afanes tiránicos.
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