Nótese en la imagen las banderas del partido
comunista y de la CUT, además de carteles injuriosos, como una muestra clara de
odio a Chile observe una bandera chilena, adherida al portón del Penal
Cordillera, puesta al revés en señal de desprecio a nuestra Patria.
¿Señal de
"Buen Corazón"?,
por Hermógenes Pérez de
Arce.
Veo un mal futuro para Chile. Todo lo que se está proyectando va
dirigido a demoler lo bueno que queda del modelo que se construyó bajo el Gobierno
que “le cambió el chip al país”, hoy innombrable hasta en las Declaraciones de
Principios de los partidos que lo apoyaron. Ese modelo fue posteriormente
preservado por casi un cuarto de siglo con sólo daños secundarios, algunos
“rayones en la pintura”. Y ése fue el verdadero “milagro chileno”: que los
izquierdistas no lo echaran todo a perder durante casi un cuarto de siglo. Pero
ahora está en curso una revolución de izquierda que, como todas las de esa
índole, pretende cambiar el modelo por completo, cosa que traerá consigo mucho
retraso y sufrimiento.
Pues “la calle”, es decir, una masa primitiva e ignorante, está al
mando. A su turno, las élites están ciegas o confundidas. Terriblemente
confundidas. El otro día leí con interés en “La Tercera” una entrevista a un
escritor e intelectual habitualmente lúcido, Arturo Fontaine Talavera,
describiendo el tránsito de Chile hacia la izquierda y haciendo una afirmación
inaudita: tras recordársele que alguna vez él había declarado que Sebastián
Piñera era muy inteligente, pero debía demostrar que tenía corazón, se le
pregunta si ahora ha demostrado que lo tiene, y contesta que sí, “con los
derechos humanos, al hablar con ocasión de los 40 años del Golpe y al cerrar el
Penal Cordillera”.
Es decir, la jugada política fría, despiadada y cruel del ex Presidente,
en el curso de la cual traicionó la palabra empeñada, falsificó la historia,
denostó a quienes lo llevaron al poder y castigó y vejó a militares ancianos y
enfermos (al costo del suicidio de uno y la muerte del más enfermo de todos),
es descrita por este intelectual como prueba de que aquél “tiene corazón”. ¿Es que
está la élite aún más ciega que “la calle”?
Pues nadie tiene menos corazón que quien abusa para propio beneficio
(remontar en las encuestas) a expensas de los más débiles de nuestra sociedad,
como sabidamente lo son los soldados del ’73.
El abogado Adolfo Paúl Latorre, que ha escrito
un libro sobre los atropellos al derecho cometidos por los Jueces contra esos
desventurados, me ha informado de algo que ellos mismos le revelaron: uno de
los Ministros sumariantes que los procesan ilegalmente les dijo con crudeza:
“Ustedes no tienen cómo zafar, porque están solos, no los apoya nadie, ni los
activos, ni los retirados, ni los políticos, ni los empresarios, ni las
iglesias, ni nadie en Chile ni en el extranjero”. La verdad en toda su crudeza.
El Chile de hoy.
Desde luego, se ve que ese Ministro conoce a la
Justicia chilena, ésa que va a “cenas republicanas” bien servidas, en las
cuales se hace un elevado recuento y elogio, sin el menor ánimo de
rectificación, de las (malas) prácticas políticas y Judiciales imperantes,
muchas de ellas inconstitucionales, por cierto.
Se ha perdido tanto el sentido de la más
elemental decencia y compasión que Teletrece ha exhibido tres veces el penoso y
vejatorio traslado a un presidio peor de las desventuradas víctimas de la
traición oficial. Familiares de éstas protestan en cartas al diario por la
reiteración del vejamen. Pues les resulta doloroso el espectáculo de sus
deudos, personas ancianas, algunas de ellas con dificultades para desplazarse
(que en cualquier país civilizado habrían obtenido su libertad por razones de
edad o salud) siendo sacadas del Penal Cordillera bajo las piedras e insultos
de los comunistas oportunamente avisados para funarlos; y luego encerrados en
un presidio bajo peores condiciones.
El diario digital “Chile Informa” ha revelado
que esa filmación fue obra del Gobierno de Piñera y no del Canal 13 que la
exhibió, la voz de cuyo locutor fue posteriormente incorporada para presentar
la pieza propagandística destinada a asegurar al calculador político, al
inspirador de todo, mejoría en las encuestas gracias a la adhesión de los
portaestandartes del odio, los adherentes del partido rojo (cuyo emblema de la
hoz y el martillo Gendarmería, debidamente autorizada, naturalmente, admitió
que se izara en el portón del Penal cuando salían los vehículos trasladando a
los desventurados).
¿Qué se puede esperar de un país en que hasta
las mentes más lúcidas confunden la perfidia y el cálculo con el buen corazón?
¿Y en que todo el mundo permanece impasible cuando se hace escarnio de la Ley,
la Justicia y la compasión?
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