“Procesos Sobre
Violación de Derechos Humanos: Inconstitucionalidades, Arbitrariedades e
Ilegalidades”, de Adolfo Paúl Latorre, un libro que vale la pena leer para
saber la verdad sobre nuestra in-Justicia.
¡Al Fin Chile
Está Plenamente Reconciliado!,
por Hermógenes Pérez de
Arce.
El libro más importante del año pasado, “Procesos Sobre Violación de
Derechos Humanos: Inconstitucionalidades, Arbitrariedades e Ilegalidades”, del
abogado y marino (r) Adolfo Paúl Latorre, agotó su primera edición de mil ejemplares,
lo que dará lugar al lanzamiento de la segunda esta semana, en medio del temor
de que la izquierda se dé cuenta y “fune” el acto, obligándonos a los
asistentes a salir del local (cuya ubicación no daré, por el peligro que ello
implica para los que concurran) en medio de la protección policial y bajo
piedrazos, salivazos, empujones y golpes de las brigadas marxistas, como ha
sucedido otras veces en que el minúsculo grupo de los casi inexistentes
actuales partidarios del Gobierno Militar ha querido reunirse públicamente.
Pues Chile está casi unánime y completamente reconciliado en la idea de
condenar a ese Gobierno y no admitir que su recuerdo sea defendido por nadie.
Incluso hay una moción de ley para tipificar como delito semejante conducta y
es seguro que la Nueva Mayoría del Congreso pronto lo aprobará. El propio libro
que he calificado de tan importante no ha tenido casi publicidad, pues de él
apareció un solo comentario, en “El Mercurio”, expresando que estaba destinado
a no ser leído por nadie. De modo que yo, es decir, nadie, lo estoy leyendo.
Entonces, supongo que está claro por qué Chile está reconciliado, pero
añadiré otras explicaciones "a mayor abundamiento”. En una frase, lo está
porque todos aquellos cuya opinión tiene alguna significación han llegado a
opinar lo mismo que la izquierda sobre el pasado histórico que en algún momento
anterior nos dividió. Puede quedar todavía alguien, como el autor de este blog,
que opine distinto, pero, como me dijera en un foro de televisión con tanta
gracia el director de “The Clinic”, Patricio Fernández, soy un personaje
insignificante, digno de figurar sólo en un insectario que contenga bichos
prehistóricos raros, sin ninguna relevancia presente.
Bueno, en el curso de mi lectura a marchas forzadas
del libro, antes del lanzamiento de su segunda edición (no es tarea breve, pues
ésta tiene 718 páginas, es decir, 82 más que la primera) cada vez me sorprendo
más, y en particular me ha llamado la atención el capítulo 9 y su párrafo
“Algunas miradas sobre la reconciliación”, donde se cita extensamente otro
libro, lanzado el año pasado por el senador Hernán Larraín Fernández y el ex
senador Ricardo Núñez Muñoz, ambos completamente reconciliados entre sí y que
piensan lo mismo, es decir, condenan al Gobierno Militar: Larraín, porque se ha
declarado arrepentido de haberlo apoyado y ha pedido público perdón por esa
grave falta (que en breve puede constituir delito); y Núñez, que ha sintetizado
su pensamiento en la siguiente frase para el bronce del “Hall of Fame” de las
reconciliaciones: “Mientras haya algunos que justifiquen el Golpe, la
reconciliación no se hace posible”.
Pero, de hecho, ya nadie “justifica el Golpe”. Ninguna entre las “Voces
de la Reconciliación” citadas en el libro de Larraín-Núñez lo hace. La que
llega más lejos es la del diputado chileno-sueco Mauricio Rojas, que hoy se
declara “más que arrepentido” de haber formado parte de un grupo extremista
armado de izquierda, durante la UP, pero no por eso deja de condenar al régimen
que la derrocó.
Más aún, los que fueran baluartes del Gobierno de las Fuerzas Armadas y
de Orden ya lo han condenado explícitamente. “El Mercurio”, uno de ellos, ha
pasado a opinar oficialmente así, en su primer editorial de 1° de julio de 2012:
“El Gobierno Militar cometió las violaciones de los derechos humanos que el
Informe Rettig estableció como verdad consensuada”.
Y nada menos que el propio Comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio
Cheyre, declaró el 10 de diciembre de 2004: “El Ejército de Chile tomó la dura
pero irreversible decisión de asumir las responsabilidades que como institución
le caben en todos los hechos punibles y moralmente inaceptables el pasado”.
¿Qué más reconocimiento quieren? ¿No les basta con la condena de “El
Mercurio” al Gobierno Militar ni con la rendición incondicional del Ejército?
¿No se cumple así la exigencia de repudio de Núñez, o la que posteriormente
hizo el prohombre socialista Ricardo Solari (“La Segunda”, 29.08.13) de “un repudio
generalizado, y sólo entonces la sociedad mirará ese período con otra
perspectiva”.
Bueno, el “repudio generalizado” ya se ha producido. El o los disidentes
que pueda todavía haber están clavados en un insectario, completamente inermes
e inanes. Todo el país está de acuerdo, ha elegido un gobierno que está de
acuerdo y también el gobierno saliente de Piñera está de acuerdo, como lo
manifestó al encabezar el repudio al Pronunciamiento con motivo de su 40°
aniversario.
¡Chile entero condena al Gobierno Militar! Entonces, es hoy un país
cabal, completa y totalmente reconciliado. ¿Qué más se podría pedir? Y, sin
embargo, hay gente que todavía no está satisfecha. Vaya uno a entenderla. ¿O
querrá que se destruyan hasta los insectarios?
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