(Ilustramos la columna de esta fecha con la imagen
del ex Presidente Augusto Pinochet Ugarte con motivo de la conmemoración de los
98 años de su natalicio y en agradecimiento de la inmensa obra realizada por el
Gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden que encabezó).
Cadáveres que
Tienen Toda la Razón,
por Hermógenes Pérez de
Arce.
La unanimidad de los comentaristas, opinólogos
y columnistas sostiene que es imprescindible impedir que la derecha desaparezca
y que para eso debe "acercarse hacia el centro", entendiendo por eso
repudiar al Gobierno Militar y llamarlo "dictadura", desentenderse de
principios morales conservadores, como la defensa de la familia formada en
torno al matrimonio de un hombre con una mujer (aunque hasta ahora nadie haya
inventado una fórmula mejor para tener, mantener y educar hijos, es decir, para
preservar la sociedad) y defender la vida de los que están por nacer; y, en
fin, debería dejar de predicar las políticas que inspiran a una sociedad libre.
Por supuesto, la noción de un debido proceso
para los presos uniformados (r) ya ni siquiera es mencionada. Ese es un tema
del cual sólo hablan algunos sujetos carentes de significación y ni siquiera
preocupa seriamente, no ya a la derecha, que se ha olvidado de ellos por
completo, sino hasta a la propia "familia militar", pues he leído que
en la Antártica, donde los chilenos que hay allí forman parte de esa familia,
todos votaron religiosamente el domingo pasado, siendo que los defensores de
aquellos presos políticos (Plan Ahora) habían llamado a no hacerlo.
Más de un escribidor sostiene que quienes
sostienen los principios identificados con la derecha son "cadáveres
políticos" y más vale olvidarse de ellos. Entonces ¿por qué están tan
preocupados de que la derecha desaparezca? Conste que no niego dicha condición
mortuoria, que es real. En días pasados, en que, muy bien amortajados, nos
reunimos en un condumio para paladear en conjunto nuestra desgraciada
condición, les hice ver que ni siquiera habíamos sido capaces de presentar una
candidatura Presidencial, en circunstancias que siete alternativas de izquierda
o populistas tanto o más extintas que la nuestra lo habían conseguido. Parece
que, realmente, "no somos nada". Lo hemos perdido todo, salvo, por
supuesto, la razón.
De hecho, en lo que queda de la derecha ya se
ha iniciado un éxodo hacia posiciones "populares". Quienes lo han
emprendido dicen estar contentos de haberse deshecho de "la mochila de la
dictadura" y se muestran proclives al matrimonio homosexual, al aborto y a
que un Estado cada vez más grande, gracias a los mayores impuestos, tanto los
recientemente aumentados como los que vienen, se haga cargo de "solucionar
los problemas de la sociedad". Todo eso es apoyado por una gran mayoría de
chilenos.
Como "cadáver político" propiamente
tal, sin otro argumento que haber predicho cosas que después sucedieron (como
haberle pronosticado a la UDI en 2009 un lúgubre destino electoral si apoyaba a
Sebastián Piñera y, más recientemente, haber anunciado en este mismo blog que
cuando un grupo de expertos no politizados examinara el censo iba a concluir
que era válido), ahora predigo que en cuatro años más las políticas de
izquierda van a haber provocado en el país un "estado de malestar"
tan generalizado que quienes se presenten personificando los principios que hoy
sustentamos los que hemos sido declarados zombies van a obtener un triunfo
reparador. Todo esto si la "Nueva Mayoría" no adopta políticas
chavistas, kirschneristas o castristas que le permitan hacerse del poder
"por las malas", lo que no cabe desechar, sobre todo a partir de la
completa disolución que se ha observado de la otrora llamada "reserva
moral", que salvara al país en anterior (y hoy históricamente
distorsionada) ominosa coyuntura.
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