A.C: Aire
Comprimido,
por Hermógenes Pérez de
Arce.
Si alguien cree que no va a haber Asamblea
Constituyente es que no sabe nada del Chile actual. Es como creer que los Jueces
de izquierda les van a respetar las Leyes a los militares. Hace 22 años
Patricio Aylwin decía, en carta a la Corte Suprema, que su Gobierno respetaba
la Ley de Amnistía. Y en ese tiempo los Tribunales también la respetaban. Eso
se llamaba "Estado de Derecho". Bueno, para que usted lo sepa, éste
se acabó en Chile. No existe más. La primera vez que los Jueces de izquierda
atropellaron las Leyes para condenar a los militares usted dijo, como el Pastor
Niemöller, "no me importa, porque no soy militar". Bueno, ahora le va
a tocar a usted. La Asamblea Constituyente va y, sea lo que fuere lo que salga
de ahí, lo va a afectar a usted.
Así como en los '90 sólo los abogados
comunistas propiciaban desconocer la Legalidad a los militares, y los Jueces
rechazaban las querellas y aplicaban las Leyes en tales procesos (pues los Magistrados
de izquierda eran minoritarios e incluso uno de ellos, Carlos Cerda, recibía
sanciones de la Corte Suprema por no respetar la amnistía ni la prescripción ni
la verdad de los hechos), ahora eso ha cambiado y TODOS los Tribunales, casi
sin excepción (sólo la Corte de Rancagua recientemente acometió un acto de
heroísmo y exculpó a Carabineros de las muertes de los frentistas Cecilia Magni
y Raúl Pelegrín, muertes que les había imputado el sesgado Informe Rettig)
desconocen la Legalidad. Y algunos letrados proceden con saña, como el Ministro
Mesa, de Temuco, que ha encarcelado a 25 ex uniformados por hechos de hace
cuarenta años.
Bueno, la misma evolución la va a vivir el tema
de la Asamblea Constituyente: hoy sólo la extrema izquierda y el comunismo se
juegan por ella abiertamente, pero mañana, sin que se sepa todavía cómo, la
tendremos sesionando.
Porque en Chile, cuando nos llega el momento de
darnos el balazo en el pie, siempre se hace lo que mandan los comunistas. Ahora
han vendido el slogan "Asamblea Constituyente" y éste se ha hecho
carne en la gente. Acabo de asistir a una conferencia de un distinguido hombre
público de derecha, quien reveló haber ido a comprar a una farmacia donde el
vendedor, reconociéndolo, le dijo: ¿"Por qué usted no apoya la Asamblea
Constituyente, si ésa es la forma de arreglar nuestros problemas?". La
mercadería de contrabando ya está "vendida". Y ha sido
"comprada".
Pero la Asamblea Constituyente no es nada. Sólo
aire. Pero aire comprimido, que, entre paréntesis, es explosivo. Nadie sabe ni
se pregunta quiénes van a integrarla. ¿Cómo se va a elegir a sus miembros?
¿Cuántos van a ser? ¿Qué plazo van a tener para redactar una nueva
Constitución? ¿Qué va a decir esa Constitución? ¿Va a haber una monarquía, una
república federal, una "democracia popular", un régimen Presidencial
o uno Parlamentario, una o dos Cámaras y de cuántos miembros? ¿Cuál va a ser el
sistema electoral? ¿Cuál la división del país? ¿Va ella a fijar hasta el
salario mínimo, como en Brasil? ¿Cómo se van a aprobar las Leyes y con qué
quórum? ¿Habrá algo que quede a salvo de la simple mayoría? ¿Podrá una mayoría
ocasional quitarle a usted todo lo que tiene? ¿Qué quórum va a haber para darle
poderes especiales al Jefe del Estado para Gobernar por decreto durante un año,
como Maduro?
Ni el boticario que atendió al hombre público
ni el ciudadano común es capaz de dar respuesta a ninguna de esas preguntas,
que ni siquiera, seguramente, se han formulado. No obstante, la mayoría es
partidaria de la Asamblea Constituyente y está convencida de que, cuando haya
una, los problemas nacionales (y muy en particular el del saldo deudor de sus
tarjetas de crédito, por ejemplo) se van a ver solucionados.
Pero la tal Asamblea es sólo aire. No hay nada
allí. Sin embargo, la mayoría vota por ella. Pero contiene aire comprimido, el
cual, cuando se descomprima, va a generar un estallido, un cambio muy grande,
una transformación. Por eso el mismo ya dos veces citado hombre público, en su
brillante conferencia, reveló que un inversionista extranjero le había
confidenciado un pronóstico para América del Sur: "Argentina va a ser la
próxima Venezuela; Brasil va a ser la próxima Argentina; y Chile va a ser el
próximo Brasil".
Para ser sólo aire, aunque comprimido, no es
pequeño el cambio que A. C. va a provocar.
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