Montaje Judicial Desvirtuado,
por Hermógenes Pérez de Arce.
El montaje judicial y publicitario elaborado a propósito del fallecimiento del ex Presidente Frei Montalva en la Clínica Santa María, tras complicaciones surgidas en una operación de hernia al hiato y una subsecuente peritonitis, comienza a venirse abajo.
La justicia de izquierda, la prensa de izquierda y el gobierno de izquierda aunaron sus voces e influencias para instalar en la opinión pública la idea de que el ex Presidente había sido asesinado. Y lo lograron, pues ya medios nacionales (Canal 13, entre otros) y extranjeros (diario "El País" de España, desde luego), comenzaron a hablar del "asesinado Presidente". Pero durante 18 años ni el médico tratante ni los familiares del ex Presidente denunciaron un supuesto asesinato. Sólo vinieron a hacerlo siguiendo la estela de los centenares o miles de procesos mediante los cuales se buscaba imputar al gobierno militar los más variados delitos.
Pero ahora no sólo ha quedado acreditado que nunca existió evidencia seria alguna que permitiera sustentar la tesis del asesinato, sino que las autoras del informe pericial con que se pretendió dar base a la idea del crimen han sido objeto de sanciones por el Instituto de Salud Pública, que "impugnó todos los procedimientos de Servitox (el laboratorio de ambas peritas), el manejo de los instrumentos y los conocimientos para analizar los datos y prohibió al laboratorio, en lo sucesivo, los exámenes toxicológics de sustancias químicas en sangre y/o matrices biológicas" ("El Mercurio", 24.05.10, p. C6).
Ya dos reputados médicos, Enrique París y Fernando Orrego, tras examinar los informes de las toxicólogas, habían comprobado que no existía ni un solo dictamen de algún laboratorio extranjero que confirmara la presencia de talio o gas mostaza en los restos del ex Presidente. El informe de la perita Laura Börgel "da valores mil veces mayores a los obtenidos en... Estados Unidos y Canadá", dijo el doctor Orrego.
Pero periódicamente, durante los últimos años, la colaboración judicial-periodístico-gubernativa había creado una atmósfera publicitaria propicia a la tesis del asesinato. En una ocasión la Presidenta Bachelet, el senador Frei Ruiz-Tagle y la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, habían remecido a la opinión pública al hablar del "horror" del crimen y "del primer magnicidio en la historia de la República", todo ello con motivo de un supuesto informe de la Universidad de Gante, en Bélgica, que confirmaba la tesis del envenenamiento. Pero un llamado de "La Segunda" a dicha universidad comprobó que tal informe no existía. Era un completo invento. Al final, nadie pidió excusas por la "equivocación".
El FBI norteamericano y la embajada de los Estados Unidos dejaron en claro que, examinados restos de Frei Montalva, no habia traza alguna de tóxico o veneno.
Pese a todo ello, finalmente, en 2009 y en plena campaña presidencial, sin otra base que informes de las dos peritas chilenas (que trabajaban con Jorge Frei en la Municipalidad de Maipú y que hoy están sancionadas por otros errores graves cometidos por ellas), el ministro sumariante Alejandro Madrid sometió a proceso a seis personas, entre ellas cuatro médicos prestigiados, y se permitió comentarios denigratorios sobre el gobierno militar, como si el delito hubiera estado ya plenamente probado. La obvia recusación contra Madrid, a que ello dio lugar, no prosperó ante los tribunales superiores, pese a la evidencia de la causal en que se sustentaba. Y la Corte Suprema rechazó sin más los amparos de los injustamente acusados. Pero ahora el propio magistrado que los imputó ha debido reconocer la precariedad del montaje en que basó sus autos de procesamiento y ha recabado la devolución de las muestras de tejidos del ex Presidente, que mantenían en su poder las toxicólogas sancionadas.
Así, de una manera muy parecida a la del derrumbe del montaje contra los senadores de la UDI, fundado en las declaraciones de Gemita Bueno, de las cuales ella misma se retractó, comienza a desarticularse esta otra increíble conjura.
Con razón personas respetables y próximas al ex Presidente Frei y a su partido, como su ex ministro del Interior, Patricio Rojas, la cuñada del senador Frei Ruiz-Tagle, Victoria Larraechea, enfermera que tuvo a su cuidado al ex Presidente fallecido cuando estaba en la clinica; una de las hijas de él, casada con un médico distinguido y el amigo personal y también médico del ex mandatario, el ex senador Osvaldo Olguín, quien hace muchos años me explicó personalmente las causas médicas del fallecimiento, siempre rechazaron la tesis del asesinato. La senadora socialista Isabel Allende, operada por el mismo médico que intervino erróneamente a Frei, declaró tampoco creer en la tesis del asesinato y expresó que ella había estado a punto de morir como consecuencia de similar operación, cuando tenía la mitad de la edad del ex Presidente. El médico que consumó la fatal intervención está hoy alineado con los acusadores y libre de procesamiento, pero los que intentaron salvar de sus errores al ex Presidente están procesados, uno como autor y otro como cómplice de la muerte.
Lamentablemente, aunque se aclaren conjuras como ésta, a la postre todo se diluye y olvida. Con el paso del tiempo, los que fraguaron el entramado terminan en la más absoluta impunidad, pese al engaño a la opinión pública chilena y mundial y al enorme daño al prestigio y la honra de personas inocentes y honorables.