Nicolás Eyzaguirre, el supuesto liberal del PPD y de la nueva mayoría se saca la careta
y muestra las uñas de una coalición con mentalidad totalitaria.
TRADUCIENDO A
EYZAGUIRRE,
por Hermógenes Pérez de Arce.
Fue un golpe maestro de “El Mercurio” publicar los párrafos principales
de la exposición de Nicolás Eyzaguirre ante militantes del PPD, el miércoles
15. Es que resulta muy difícil sorprender a los revolucionarios de izquierda,
en particular a los de la “Izquierda Boutique”, diciendo la verdad. Y éste fue
sorprendido en eso.
Yo he sostenido desde hace largo tiempo que en Chile está en curso una
revolución socialista. Lo dije desde que el populacho estudiantil de extrema
izquierda se tomó las calles en 2011 y Sebastián Piñera, en lugar de restablecer
la Ley y el orden, describió al movimiento como “noble, grande, hermoso”,
revelando así no entender nada, porque ese sublime movimiento lo que pretendía
era derrocarlo a él.
¿Qué busca la revolución de izquierda, cuyo primer paso fue ése? Lo que
siempre ha buscado, desde Lenin hasta Eyzaguirre: quedarse con todo. El poder y
el dinero. ¿Cómo? Este último lo declara francamente: “Es una revolución política, donde tenemos que torcerle
nuevamente la nariz a las organizaciones autoritarias y volver a tener una
democracia profunda en que las mayorías determinen su destino”.
¿Por qué habla de “torcerle la nariz a las
organizaciones”? ¿Por qué dice “nuevamente”? Porque ya lo hicieron antes,
durante la UP, a través de los “resquicios legales”. Mediante ellos,
“torciéndoles la nariz” a las Leyes, se iban quedando con todo: fundos,
fábricas, bancos. Según explicaba el
jurista del régimen Eduardo Novoa Monreal, eran “resquicios legales”.
Eyzaguirre dice que estarán de vuelta.
“Hay que cambiar mucho, por no decir todo”, confesó abiertamente. Ése es el propósito de la Nueva Mayoría, pero
sus representantes oficiales no lo dicen, porque necesitan que los empresarios sigan produciendo como si tal cosa, hasta
el mismo momento en que les “vendan a los revolucionarios la soga con que los
van a ahorcar” (Lenin). Eyzaguirre conoce a los empresarios, y sabe que
usted puede confiar en que van a producir cosas como nadie, y eso se necesita
que hagan hasta el mismo momento en que les quiten todo. Y lo harán, porque
debemos tener conciencia de que los empresarios son políticamente nulos.
Completamente ciegos e inestables. Eyzaguirre no puede haber olvidado cuando
él, siendo Ministro de Hacienda, y hablándoles en uno de esos desayunos apetitosos
que dan en Casapiedra, con sándwiches de jamón con huevos revueltos que a uno
lo dejan sin ganas de almorzar, les reveló que él había sido parte de la
Juventudes Comunistas y, con lágrimas en los ojos, les confidenció que
perfectamente él podría haber sido uno de los caídos de esa militancia bajo “la
dictadura”. Esos caídos habían sido
entrenados en Cuba para matar a civiles y uniformados chilenos bajo la
dirección del “encargado militar” “Sebastián Larraín” (Guillermo Teillier, que
no estaba dispuesto a elegir un alias de clase media), y efectivamente
mataban, incendiaban y ponían bombas o, peor, autos-bombas, como el que fue
colocado en el estacionamiento del Festival de Viña, con una potencialidad de
haber muerto a decenas o centenares de personas, pero que afortunadamente fue
desactivado por la CNI.
¿Y saben ustedes lo que hicieron los centenares de
empresarios en Casapiedra cuando Eyzaguirre les dijo eso? ¡Se pusieron de pie y
lo aplaudieron largamente, también ellos con lágrimas en los ojos! Fue entonces
que escribí una columna titulada “Tú También, Bruto”.
Añade Eyzaguirre, que en ese tiempo fue respetuoso de la legalidad y la
libre empresa, pero ahora regresa “empoderado”, 2.0: “No podemos por ningún motivo abandonar a los movimientos sociales”. He oído a algunos ingenuos decir: “¡Pobre
Michelle, qué va a hacer cuando vuelvan a salir los revolucionarios a las
calles!”. Yo les voy a decir lo que va a hacer: ponerse a la cabeza de ellos.
No en vano ella fue ayudista del MIR y convivía con el vocero del FPMR cuando
éste ultimaba más uniformados. Ahora ha vuelto esa Michelle, la verdadera, la
2.0. Y remacha Eyzaguirre, para confirmarlo: “Tenemos que juntar dos pies en el
Gobierno, dos pies en la calle”, pues “sin la presión de la gente, los gallos
pasan colados”. Ése es el Eyzaguirre de hoy.
El de ayer, en efecto, era otra cosa. Él mismo lo
confesó el miércoles 15: “Pero creo que
nos dimos cuenta, porque es cierto que nos pudimos haber achanchado un poco en
los últimos 20 años”. Por supuesto.
Ahora, es verdad que ha perdido un poco de la memoria, pues le dijo a su
auditorio, hablando del royalty, creado bajo su Ministerio y aumentado
alegremente por Sebastián Piñera un quinquenio después: “Yo perdí, se me
cayeron las lágrimas de impotencia, de ira. Yo decía, ¿cómo hubiese sido esta
votación con las redes sociales, con el pueblo afuera movilizado gritando?”
Este gallo cree que todos somos como los empresarios, que no nos damos
cuenta de nada y ninguno tiene memoria. El royalty, un impuesto extra que
siempre he considerado un disparate, porque sin él habría habido mucho más
inversión minera todavía y se habría recaudado más impuestos finales que con
él, fue una idea de Jorge Lavandero, el Senador DC, que la sostuvo porfiadamente
y la cual le valió ser precandidato Presidencial del Partido Comunista. El
Ministro de Hacienda de la época, Sebastián Eyzaguirre, se oponía al royalty,
pero fue precisamente “la presión de la calle” (las encuestas decían que la
mayoría estaba muy a favor), la que determinó su aprobación. Si hubo entonces
lágrimas en sus ojos fue porque hubo royalty, no porque no hubiera sido más
alto.
Eyzaguirre ha dicho, en fin, obviamente sin desear que trascendiera, la
verdad de lo que viene, que es una revolución socialista, “con los dos pies en
la calle y los dos pies en el Gobierno”. Eso es lo que viene. Y el socialismo
es, según un personaje que sabía mucho más que Eyzaguirre, de nombre Winston
Churchill, “la filosofía del fracaso, la
prédica de la envidia y el credo de la ignorancia. Su virtud inherente es la
distribución igualitaria de la miseria”. Grabémoslo bien en nuestras mentes
y preparémonos para afrontarlo bajo el Gobierno de Michelle 2.0. Y no digamos
después que Eyzaguirre 2.0 no nos avisó.