Por Qué Aylwin Debe Ser
Castigado
Por Hermógenes Pérez de Arce.
Un
periodista del diario español “El País”, sin duda obrando maliciosamente, ha
sorprendido a don Patricio Aylwin diciendo varias verdades y ha tenido la temeraria
desconsideración de publicarlas.
A
raíz de ello se ha conocido que don Patricio ha dicho a “El País”: 1) que el de
Allende fue un mal gobierno, 2) que cayó merced a sus propios errores, 3) que
Allende era un mal político, 4) que el general Pinochet no amenazó la estabilidad
de su gobierno (el de Aylwin) y 5) que ese militar fue un gobernante popular.
Todas
verdades, pero todas igualmente inaceptables en “el país de los cerebros lavados”.
Éste se ha tornado muy peculiar, tanto que Allende, el peor Presidente de la
historia de Chile por todos los conceptos y desde cualquier ángulo objetivo que
se examine su gestión, fue hace no mucho elegido popularmente, en una encuesta
por internet, como “el más grande chileno de nuestra historia”.
Ni
siquiera se ha perdonado a don Patricio haber dicho tales verdades habiéndolas
matizado, como lo hizo, con algunas mentirijillas, como la de que ni él ni su
partido tuvieron nada qué ver con el pronunciamiento militar. Esto no es
verdad, por supuesto, pues él estaba perfectamente enterado de las reuniones
de generales (en su mayoría proDC), que preparaban el golpe de Estado, como lo
revela el libro “De Conspiraciones y Justicia”, de Sergio Arellano Iturriaga,
que en 1973 era un joven democratacristiano que sirvió de enlace entre uno de
los generales conspiradores, su padre, y el Presidente de la DC y senador Patricio
Aylwin. Éste, cuando finalmente fracasaron sus conversaciones con el Presidente
Allende, llamó al joven Arellano para comunicarle tal ruptura, lo cual implicaba
darle luz verde al pronunciamiento militar. ¿Por qué otra razón el Presidente
de la DC podía llamar a un joven militante que no tenía connotación ni representación
oficial alguna, para informarle de que no había solución política con Allende?
Además,
don Patricio había sido uno de los revisores-redactores del Acuerdo de la
Cámara de Diputados de 22 de agosto de 1973 que llamó explícitamente a los uniformados
“a poner término a las situaciones de hecho existentes”, que el mismo Acuerdo
había enumerado.
Esas
dos actuaciones suyas “gatillaron” el 11 de septiembre de 1973, tal vez más que
cualquiera otra circunstancia decisiva de esos tiempos. Pero don Patricio las
ha dado ahora por inexistentes, en sus declaraciones a “El País”. Sin embargo,
ni siquiera ese gesto suyo de adhesión al estado general de falsificación de la
verdad histórica en que vive Chile ha sido suficiente para hacerse perdonar el
pecado de haber dicho las verdades arriba señaladas.
El
país lo está sometiendo, entonces, al más duro y ejemplarizador de los escarmientos,
para que nadie más, y ni siquiera él mismo otra vez, pueda resultar sorprendido
diciendo la verdad. Cosas como ésa la sociedad chilena actual simplemente no
las puede tolerar.
Publicación
original: Blog de Hermógenes
Tomado de www.lahistoriaparalela.com.ar
Tiene toda la razon, lo felicito por su narracion que por lo demas es todo comprobable en internet.
ResponderEliminarViva el General Pinochet, el Gobierno militar y su gran obra.