“El asesinato de Jaime Guzmán fue decidido y perpetrado, casi como la última y desesperada acción subversiva, por un Frente Manuel Rodríguez descompuesto moralmente, derrotado política y militarmente, dividido, aislado de la sociedad civil y que quiso, con este crimen atroz, desestabilizar el inicio de la transición democrática en Chile y liquidar al interlocutor con mayor peso y poder que tenía la Concertación en la derecha”,
dice el ex Diputado PPD Antonio Leal Labrin en su página Web el 3/09/2010.
El H. Jiménez desprestigia al Parlamento.
Siendo el Parlamento una instancia Legislativa, de fiscalización y de encuentro ciudadano, que en defensa de la democracia debe ser sumamente bien ponderada por la ciudadanía libertaria, algunos Legisladores no se cansan de emporcar a este Poder del Estado con sus afanes y divismo publicitarios y conclusiones estúpidas.
La majadería, las acusaciones al voleo, las ansias de figuración, los afanes de poder, la fantasía, la falsedad, la falta de cumplimiento de sus obligaciones y la mediocridad parecen haberse enseñoreado en la casa de la Democracia, desprestigiando a la clase política, a la que la gente cada vez tiene en menos estima y valía.
Las declaraciones del H. Tucapel Jiménez, Diputado PPD, utilizando el aviso del General Hernán Ramírez al General Pinochet, previo al asesinato del Senador Guzmán, sobre posibles atentados en contra de colaboradores del régimen militar, infiere que las manos de Pinochet están tras el atentado, son simplemente absurdas.
“De comprobarse la información, estaríamos hablando de que las manos de Pinochet también estuvieron presentes en el asesinato de Jaime Guzmán”, señaló el H. Jiménez, agregando con todo desparpajo que “no sería raro que intencionalmente Pinochet y su servició secreto no hayan querido alertar a Guzmán”.
Creemos que sujetos que actúan con esta liviandad, que manosean la verdad de manera miserable y que pretenden, después de 20 años de engaños, seguir engañando a los chilenos, ofenden al pueblo de nuestra Patria al considerar que somos lo suficientemente tontos como para tragarnos las ruedas de carreta con que nos quieren hacer comulgar.
Los asesinos del Senador Jaime Guzmán Errazuríz son conocidos, se han vanagloriado en sus publicaciones de esta “valiente” acción magnicida, han hecho declaraciones, que son de público conocimiento, reconociendo la autoría en el deleznable crimen y, como si fuera poco, fueron protegidos por correligionarios de H.
Asesinato de Jaime Guzmán (1991)