“La mayor parte de Chile no sintió la dictadura de Pinochet”.
El embajador Miguel Otero Lathrop (79 años, 4 hijos, 24 nietos) dice que nunca fue dueño de su destino. Muy joven abandonó sus estudios militares y se dedicó al Derecho, convirtiéndose en uno de los abogados más prestigiosos de su país. Cuando Pinochet abrió el juego a los partidos políticos, se convirtió en vicepresidente de Renovación Nacional, el partido de militancia del hoy presidente Sebastián Piñera. Otero asegura que tampoco quiso ser senador, que fue la fatalidad (el asesinato del senador de la ultraderechista UDI Jaime Guzmán, en 1991) la que lo puso en esa banca. Tampoco pensaba ser diplomático, hasta que Piñera le pidió que dirigiera la misión en Argentina, y aquí está. A su llegada, artículos periodísticos que señalaban que a la hora del golpe de Estado contra Salvador Allende (1973) Otero había encabezado una razzia en la Universidad de Chile, le dolieron profundamente. Por eso quiso hablar con este diario para explicar quién es y cómo piensa.
¿La prensa lo recibió mal? Sí, publicaron notas que no tienen una coma de verdad. Creo que soy la única persona en Chile que en 1974, el 30 de julio, le renunció al entonces presidente de la Junta de Gobierno al cargo de contralor de la Universidad de Chile defendiendo la autonomía universitaria. Nunca nadie me atacó en mi país por mi actuación. Cuando se produce el pronunciamiento militar, al rector lo designa el gobierno, pero él mantuvo a todas las autoridades anteriores. En mi carta digo que es una insensatez pretender echar gente por ideología. No vamos a despedir a 40.000 personas porque piensan distinto que nosotros.
¿Tiene pruebas de esa carta? Se la muestro. Nunca la di a publicidad. Nunca he condonado la violación a los derechos humanos pero con igual fuerza condeno el terrorismo. Para mí, quien comete un delito es delincuente, nada justifica delitos y menos la violación de los derechos humanos.
Como el caso de violaciones y delitos en el gobierno de Pinochet...
Por supuesto. Y todo lo que es delito debe ser sancionado. Porque resulta que nos encontramos con defensores de los derechos humanos que presentan dicotomías increíbles. El fin no justifica los medios, jamás. He dado clase más de 46 años a los oficiales superiores de Carabineros de Chile. Pregúnteles qué les enseñamos.
¿No tiene cosas para cuestionarles a las FF.AA. en materia de abusos? Yo no creo sinceramente que haya sido un acto institucional; creo que, como en todo el mundo, hay gente que abusa de la autoridad y se extralimita. Aquí hubo gente que bien o malintencionada...
A ver, Embajador, yo le pregunto por el golpe en sí mismo como una alteración del orden institucional.
Si no hubiera existido el pronunciamiento militar, Chile hoy sería Cuba. Una cosa es la conducta económica, que cambió a Chile de país mendicante a un país con dignidad, que permitió la libertad de empresa y que nos llevó a ser lo que ha sido la línea económica continuada por todos los gobiernos de la Concertación.
Usted habla de pronunciamiento militar, pero hubo un golpe de Estado sangriento, emblema de los tiempos más oscuros de la región Momento. Si yo le contara a usted algo que ni mis nietos creen, cómo era Chile en los últimos tres meses, usted no lo creería.
Pero usted sabe tan bien cómo yo desde dónde vinieron los esfuerzos para derrocar a ese gobierno.
No, perdóneme, no lo sé.
¿Está diciendo que ignora el lugar de EE.UU. en el golpe? Yo no participé en nada de eso.
Pero hay documentos desclasificados y hasta pedidos de disculpas de Washington por esa participación.
No los conozco. No tengo idea. No le puedo decir algo que a mí no me consta ni sé. Lo que sí le puedo decir es que no teníamos azúcar, no teníamos alcohol, no teníamos algodón. Yo he estado en colas a las 4 de la mañana con mi señora y mis hijas para ver si conseguíamos un kilo de pan. Más aún, protegíamos estas colas de las actuaciones de la extrema izquierda. Chile no estaba viviendo una democracia ni era un país tranquilo, era una guerra civil encubierta en todos los frentes.
Usted dice “queríamos más democracia” y tuvieron dictadura.
Le explico una cosa. La mayor parte de Chile no sintió la dictadura. Al contrario, se sintió aliviada. Porque antes usted no podía comprar nada importado, tenía que pagar lo que se producía en Chile, caro y malo. De la noche a la mañana usted empezó a encontrar lo que no había. Ganó el pueblo. Entonces las calles se limpiaron, empezó a haber trabajo. La represión la conocimos mucho más tarde. Se juzga sin conocer la realidad de lo que vivió Chile.
¿Por qué cree que en Chile los políticos admiten ser de derecha y aquí “derecha” es mala palabra? Los conceptos de derecha e izquierda están obsoletos, no existen. Somos absolutamente conservadores en la familia, en los derechos constitucionales, en el respeto a las reglas éticas y morales. Si nos catalogan como de derecha porque queremos eliminar la pobreza o combatir la delincuencia, lo somos. Si nos califican así porque hay un terremoto devastador y hemos reconstruido 40.000 casas, somos de derecha. Para nosotros eso es un progresismo racional y lógico.
¿Dejaron algo bueno para Chile los 20 años de Concertación? Lo bueno de la Concertación es que siguió la política económica del gobierno militar e hicieron todas las rutas. Creo que la Concertación se cayó cuando perdieron el idealismo, la visión de país. Ya los cargos no se llenaban por mérito o capacidad, sino por influencia política. Es lo que nosotros queremos evitar.
Tomado de http://www.clarin.com