Convocatoria a acto público.
Plano de ubicación.
"Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo
y los buenos de mofa."
(Demócrates).
Todos a la Plaza...
Tenemos todo el año para dedicarnos a nuestros quehaceres, para remolonear o para hacernos los lesos por lo que está sucediendo en el país, pero, hay una sola fecha en el año en la que no podemos dejar de mostrar nuestro agradecimiento a aquellos que nos devolvieron las libertades, a esos que reconstruyeron el país dándole una dinámica progresista y que además nos dejaron una institucionalidad moderna.
El 11 de Septiembre es esa fecha, en que en una memorable jornada las Fuerzas Armadas y de Orden pusieron fin al intento marxista con que la unidad popular, encabezada por Salvador Allende, quiso robarnos nuestras libertades y someternos al yugo de una ideología totalitaria que en ese momento dominaba a la mitad de los habitantes del mundo.
La reacción, que demoró mil días dolorosos, no hubiese sido posible sin la reacción de las mujeres que protestaban contra el intento de dominarnos por el estómago, ni sin la participación de los camioneros y comerciantes que paralizaron el país demandando el fin de la violencia y el estatismo, ni mucho menos sin la resolución de los sindicatos laborales que defendían su independencia.
El país, comenzando en el Gobierno de Frei padre, fue despedazado por el populismo y la demagogia, la politización llego a grados superlativos, nada se podía hacer sin ser “militante de los partidos de la UP, se intentó colonizar mentalmente a nuestras juventudes con la implantación de un proyecto educacional destinado a lavar los cerebros juveniles.
La economía, en todos los ámbitos, comercio, industria, agricultura, servicios y minería, estaba totalmente dislocada. La Institucionalidad se caía a pedazos por las ilegalidades que salían desde el mismo Palacio de Gobierno, los grupos armados eran utilizados por el Ejecutivo para amedrentar a la ciudadanía y para chantajear a la sociedad que querían aherrojar.
Nada funcionaba, los locales comerciales estaban vacíos, el monopolio de la distribución, con la producción intervenida, en manos de la Administración creaban mercado negro, con el que lucraban algunos “defensores del pueblo” y a los ciudadanos se les negaba la comida para imponer infamantes tarjetas de racionamiento para asegurar nuestra incondicionalidad.
Mientras esto sucedía a una población hastiada, que tiraba maíz a los uniformados por no poner fin a los sufrimientos populares, desde el oficialismo se preparaban monstruosos planes para provocar una guerra civil que eliminara a los elementos burgueses y/o contaminados de la sociedad, con lo que pretendían la fría eliminación de un millón de chilenos.
Estos son solo algunos de los motivos por los que creemos indispensable dejar de lado el egoísmo, la abulia, la comodidad, la displicencia y que masivamente concurramos a la Plaza Inés de Suárez, el 12 a las 11, para conmemorar esta fecha histórica, a la que sin duda debemos las posibilidades que Chile tiene hoy de alcanzar en libertad el desarrollo.
Es un deber moral apoyar, visitar y exigir la libertad de nuestros presos políticos sometidos a injusticias inaceptables, de esas que tarde o temprano se vuelven contra toda la ciudadanía, son objeto de juicios amañados y falseados y resultan ser un blanco fácil de la inmoral vendetta de quienes hoy ejercen el poder nacional.
No dejemos que el tremendo esfuerzo realizado por el pueblo chileno y por el Gobierno de nuestros Uniformados siga sufriendo los escarnios de la mentira, nuestra gente la persecución implacable, ni la historia falseada, porque ese será sin duda alguna el triunfo de los más malos y llenos de odio de nuestra sociedad.